En 25 años ha cambiado la sociedad, han cambiado las oenegés y ha cambiado la propia cooperación internacional. Por eso el aniversario que esta semana celebra la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) se convierte en una cita importante: señalan que no han cambiado algunas de las luchas que ampararon su origen, pero reconocen que han evolucionado para prestar atención a las realidades cambiantes, con el medio ambiente o las crisis migratorias en primer lugar.

La FAS se puso en marcha como coordinadora de las entidades sociales aragonesas en 1994. En aquel momento buscaban trabajar de forma conjunta en asuntos como la condonación de la deuda externa, los actos de reflexión ante el V Centenario o la sensibilización social. En la actualidad, conforman la organización más de 40 organizaciones relacionadas con el desarrollo social, de todos los tamaños y orientaciones.

Lo que comenzó como una plataforma con vocación activista ha evolucionado hasta convertirse en un «interlocutor válido» ante las administraciones, según destacan. Su opinión es importante a la hora de definir las estrategias de los ayuntamientos, comarcas, diputaciones o el Ejecutivo autonómico. Con la llegada de una nueva legislatura esperan que los compromisos que se han firmado en este tiempo se mantengan y amplíen.

En su haber se encuentran las aportaciones a la ley de cooperación del 2000 (que ahora se quiere modificar para adaptarla al horizonte 2030), las normas de transparencia, de participación ciudadana o de voluntariado. También se han dejado notar en la puesta en marcha del Consejo Aragonés de Cooperación para el Desarrollo, en el que se sientan tres representantes de la FAS.

La mirada al pasado cuando se cumplen 25 años es inevitable. La actual presidenta de la entidad, Ceren Gergeroglu destaca que han logrado algunos de sus retos, pero que hace falta defender la implicación popular, sobre todo en una época de revisionismo social. «La mayoría de las voces defienden nuestra labor, nos dicen que somos muy valientes», expresa. Según sus cálculos en las oenegés que forman parte de la FAS, colaboran 14.200 personas, existen 119.000 socios y 22.300 donantes o padrinos.

Una de las voces históricas del colectivo, el responsable de Médicos Mundi Carlos Pablo, destaca que tienen que «redoblar el discurso» para evitar que voces contrarias a la cooperación se apoderen del espacio público. Este cooperante, que ejerció como presidente hace 15 años, defiende que su labor es necesaria para «transformar conciencias» y para «educar en la empatía». Creen que cuando se cree en la universalidad de los derechos humanos es necesario llevar ese convencimiento también a los territorios que están más alejados.

La FAS, tras sus años de labor, está presente en 40 países y su trabajo llega a más de 727.300 personas. Latinoamérica sigue siendo el principal foco de acción, pero la desigualdad se ha agudizado en África, una circunstancia que les está haciendo cambiar la mirada. «Son los territorios que tienen peores indicadores», explica Gergeroglu. Más allá de la acción directa, el paso del tiempo ha modificado algunas estructuras. Lo que en origen era activismo se ha transformado en profesionalización.

A veces, la burocracia desgasta. Y el contacto con realidades empobrecidas suele ser frustrante, algo que se supera al comprobar que los proyectos hechos en el terreno tienen efectos directos en pocos años. Por ejemplo, promover una canalización de agua potable transforma una aldea de forma irreversible. Ahora apuntan al plan director de la cooperación que deberá gestarse a lo largo del 2020. «Necesitamos unos criterios de acción claros y compartidos», precisan.

Otra de las herramientas de referencia de la FAS es la redacción del Informe sobre la Ayuda Oficial al Desarrollo en Aragón. Este documento constata qué administraciones cumplen sus compromisos presupuestarios. En el 2018 las ayudas se quedaron en un 0,11%, con un volumen de aportaciones de 7,75 millones.

EL AYUNTAMIENTO CUMPLE

El Ayuntamiento de Zaragoza es una de las entidades más cumplidoras, junto con la propia DPZ. Además, la FAS celebra que la capital aragonesa aprobara el 29 de septiembre del 2017 una declaración institucional que instaba a todos los grupos municipales a suscribir un pacto por la cooperación al desarrollo de forma que quedaron actualizadas las medidas del pacto contra la pobreza que se alcanzó en el 2007, uno de esos logros que apuntan en su haber. Además, esta institución ha mejorado el pago de sus subvenciones y confían en que la nueva etapa mantenga la misma línea.

La celebración de estos 25 años se trasladará a las calles y a las redes. La entidad ha lanzado una campaña de vídeo para agradecer la solidaridad de la población. Esto permite seguir abordando retos, en emergencias, en la difusión del comercio justo o en la defensa del medio ambiente. El relevo generacional, como demuestran las últimas movilizaciones parece seguro. «Las críticas, que no son muchas, nos preocupan, pero vamos a seguir haciendo cosas con esperanza y coraje: es importante insistir en lo positivo, en el cambio y en la transformación social», dicen.