La convocatoria de una manifestación el próximo 31 de marzo en Madrid ha conseguido ya el apoyo de 68 plataformas de 22 provincias españolas bajo el lema de La revuelta de la España vaciada con la que quieren reclamar un pacto de Estado y «soluciones inmediatas» contra la despoblación. Estos son los últimos datos ofrecidos ayer por Manuel Gimeno, portavoz de Teruel Existe, en una rueda de prensa en la que compareció junto a agentes sociales, económicos y empresariales de la provincia para mostrar la unidad ciudadana de la convocatoria.

Con la manifestación quieren «visibilizar el problema a nivel nacional» y evidenciar que «en España no existe ni plano de igualdad, ni de justicia ni equilibrio territorial ni cohesión social» porque hay «dos Españas» diferencias que son la «España desarrollada y la España vaciada», según Gimeno. «Basta ya de comisiones y de estudios» que en opinión de Gimeno «solo sirven para demorar la puesta en marcha de soluciones inmediatas», necesarias porque se trata de una «situación límite» para muchas regiones de España, que se enfrentan a una «muerte anunciada».

Hizo un llamamiento a los partidos para que la despoblación deje de ser «un arma arrojadiza» como se vio recientemente, recordó, en la comisión de despoblación del Senado. Gimeno insistió en la necesidad de «reconocer las causas» de la despoblación y «actuar» ante este problema «gravísimo» de España y también de Europa. Pero Gimeno alertó de que la despoblación afecta a toda España, como muestra el apoyo de plataformas de 22 provincias, porque hay muchos desequilibrios de desarrollo en una misma provincia, incluso en aquellas que recibieron fondos europeos dentro del Objetivo 1, precisamente destinados al desarrollo. El portavoz del movimiento ciudadano destacó la respuesta «desbordante» que ha tenido hasta ahora la movilización, para la que ya se han reservado más de ochenta autobuses, y que ha conseguido el apoyo del tejido empresarial también para la financiación de esta movilización.

Los convocantes destacaron la necesidad de movilizar a los «hijos de la España vaciada» que viven en Madrid, descendientes de emigrantes que abandonaron un día estos pueblos y ciudades de la España interior por la falta de oportunidades.