Vuelco al extraño suceso ocurrido el pasado miércoles en un piso del Arrabal de Zaragoza. La joven de 16 años que denunció haber sido apuñalada en el costado reconoció ayer ante los agentes del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que se autolesionó. De esta forma quedaba anulada la búsqueda del sospechoso al que los investigadores se afanaban en identificar y que respondía a la descripción de un hombre de unos 40 años, calvo y de 1.80 centímetros de altura.

La adolescente se desmoronó ante los agentes tras ser dada de alta del hospital Royo Villanova, donde ingresó y permaneció toda la noche en observación. Lo hizo en presencia de su padre. Tras reconocer que todo era mentira, quedó detenida por un delito de simulación de delito, quedando a disposición de su tutor legal a la espera de que la Fiscalía de Menores le cite a declarar.

Los investigadores mantenían abiertas todas las hipótesis, entre ellas la que pudieron confirmar en boca de la joven. La trayectoria y forma de la lesión en el costado derecho analizada por los sanitarios que la atendieron y presente en el informe preliminar fue una importante pista.

VEINTENA DE AGENTES

Fue la propia adolescente la que llamó al 112 SOS Aragón para pedir auxilio. Dijo que había sido atacada e inmediatamente se activó el protocolo sanitario y policial, movilizando a una veintena de agentes pertenecientes a diferentes grupos policiales y a una ambulancia de soporte vital avanzado del 061 (que asiste los casos más graves, ya que está medicalizada y cuenta con una enfermera).

Mientras la menor era asistida en el descansillo de su vivienda y trasladada al centro hospitalario, los agentes iniciaron las labores de investigación, además de acordonar la zona para intentar preservar el escenario del ataque. Varios agentes del Grupo de Motos, conocidos como Centellas, y de Seguridad Ciudadana revisaron los bajos de todos los coches estacionados en los alrededores de la vivienda por si el sospechoso hubiera podido deshacerse del arma en su huida. Hicieron lo mismo con las papeleras. El resultado fue negativo.

Pero no fue la única labor policial que los agentes llevaron a cabo con ahínco. Los agentes de la Brigada de Policía Científica emplearon los polvos reveladores de huellas en multitud de zonas para intentar poder identificar al hombre que, según la joven, se había hecho pasar por un mensajero y que sin mediar palabra le había apuñalado.

Emplearon este material en el portero automático, la puerta de acceso principal al edificio y de salida de emergencia y en toda la barandilla que discurre entre el portal y la segunda planta en la que reside la adolescente. Un trabajo que también dio un resultado no concluyente. A estas labores se unió la búsqueda de cámaras de seguridad de establecimientos comerciales próximos para intentar dar con el hombre que describió la joven.

La supuesta agresión provocó una gran conmoción en el edificio, situado en las proximidades de la Estación del Norte. De hecho, desde la asociación de vecinos del barrio quisieron poner el acento en la oleada de robos que sufren en viviendas, locales y trasteros. La sensación inseguridad instalada hizo que nadie abriera a la cartera de Correos.