Angel Julián Lafuente tenía cuatro hermanos y vivía en Calatayud. A sus veinte años era una persona sana y deportista, según relataron sus propios familiares. Hasta el momento, como cualquier joven, era un chico que hacía una vida normal, no había padecido enfermedades graves ni había indicios de que pudiera tenerla ahora como indican algunos de sus conocidos. "Unicamente, desde hace cuatro o cinco días tenía algo de moquita, pero nada más que pudiera advertir la gravedad de su enfermedad", aseguraron sus familiares. En la madrugada de este pasado martes fue cuando empeoró, "algo que se podía comprobar no sólo en su estado, sino también en la preocupación que tenía" explicó su madre. "Por eso cuando vi que estaba así comprendí que le pasaba algo muy extraño", añadió.