Cabify tiene claro que no podrá operar en Zaragoza. Al menos no como le gustaría, ya que las licencias de VTC (vehículos con conductor) apenas superan las 30 en la ciudad y el Gobierno de Aragón ya está preparando un decreto que blinda su actividad. Pero la plataforma tecnológica está convencida de que en la ciudad hay mercado, así que está estudiando la posibilidad de que a través de su aplicación móvil se pueda solicitar el alquiler de un taxi, una opción que ya ofrece en otros países, como en Sudamérica, y que prevén implantar en Zaragoza este año.

El presidente de Cabify Europa, Mariano Silveyra, explicó que están estudiando cómo hacerlo en un debate viciado que mantuvo con el presidente de la Asociación de Taxis de Zaragoza, Mariano Morón, en la Cámara de Comercio, que aportó poco. Primero porque las posturas están enconadas y segundo porque se repitieron los mismos mantras del sector del taxi más tradicionales y los de las empresas tecnológicas.

Con opciones de convivencia o no, Silveyra explicó que la única manera de penetrar en el mercado zaragozano es ofreciendo la posibilidad de que los usuarios soliciten un taxi a través de su App. Para ello, cada conductor con licencia tendría que requerir a título individual formar parte de esta aplicación. El precio del viaje se calcularía de forma aproximada, atendiendo a la tarifa actual. Los conductores seguirían haciendo su trabajo con el añadido de que también recibirían avisos desde Cabify.

Morón ya advirtió a Silveyra de que los taxistas zaragozanos no estarán dispuestos a formar parte de este proyecto. Lo hizo después de acusar a la compañía de ejercer «competencia desleal» y de presentarse como los adalides de la movilidad. «No han inventado nada, solo el botellín de agua que ofrecen» porque, aseguró, hasta la llegada de plataformas tecnológicas ya existían los VTC, con los que «convivíamos sin problemas porque se ceñían a su trabajo, pero Cabify y Uber han entrado en el sector como un elefante en una cacharrería», criticó.

Morón explicó que con la liberalización de licencias que se produjo entre el 2009 y el 2015 «hubo personas muy avispadas que solicitaron miles de licencias para hacer negocio y venderlas después más caras». A su juicio, «Cabify pretende trabajar sin una regulación, con el precio que le da la gana según la demanda, durante 24 horas y los siete días de la semana», denunció. En cambio, los taxistas tienen que someterse a una regulación fijada por la ordenanza.

Silveyra negó que se trabaje con falsos autónomos, que se trate de una competencia desleal o que rehúyan una regulación. «Tiene que haberla pero tiene que ser inclusiva y fomentar el uso de todas las alternativas de la movilidad para que sea intermodal», es decir, que a través de una aplicación móvil (o tecnológica, como la llaman) se pueda utilizar desde un taxi, pasando por un VTC, un patinete, una bici, una moto compartida. En resumen, que una aplicación móvil ofrezca diversos modos de llegar a un destino incluyendo todas las opciones de movilidad, también el transporte público.

EL FUTURO

Esta es la movilidad que tendría que haber en la ciudad en diez años, según Silveyra y que choca frontalmente con la del representante de los taxis, que aspira a que se mantengan las cosas como hasta ahora. Pero Silveyra insistió en que la movilidad ha cambiado y la gente demandalo que ofrece la plataforma tecnológica, es decir, información sobre el tiempo del recorrido del viaje, su coste y quién es el conductor. «El servicio del taxis es muy bueno pero hay que dar más opciones al ciudadano para que pueda elegir. Lo que no hay que hacer es hablar del número de licencias de taxis y de las de VTC por separado, hay que sumarlas», indicó Silverya.