Antes de llegar a las pistas de Baqueira Beret, en la que las que los Aznar pasan a veces la fiesta de Nochevieja, el expresidente del Gobierno y su clan hicieron parada y fonda ayer en Zaragoza, para disfrutar de la gastronomía aragonesa en el comedor principal del restaurante El Cachirulo de Zaragoza.

Muchos comensales que compartieron espacio con la popular familia quedaron sorprendidos al reconocer el característico bigote del expresidente del Gobierno asomando por la puerta del restaurante, junto a la mayor parte de su prole --su mujer y sus dos hijos menores-- y de su simpático perro, un cocker color canela.

Quienes fueron testigos de la aparición de los Aznar-Botella aseguraron ayer que el matrimonio se mostró "muy atento" y "cercano" con todos aquellos que se acercaron a saludarle que, por lo visto, fueron bastantes. El expresidente incluso tuvo que posar varias veces en el hall junto a varias personas que quisieron retratarse junto a él.

Aznar volvió a mostrarse interesado por las especialidades de la cocina regional y de los vinos de la tierra. Precisamente fue un Somontano el elegido como acompañamiento para la mesa.

Se da la circunstancia de que el expresidente del Gobierno y su mujer, la concejala popular de Madrid metida a escritora infantil Ana Botella, ya conocían El Cachirulo de Zaragoza y las virtudes de las especialidades del jefe de cocina de la casa, Víctor Marta. De hecho, José María Aznar ya ha comido en el restaurante media docena de veces, una de ellas, con motivo de la boda de la exalcaldesa de la capital aragonesa (y expresidenta del Congreso en la época popular ) Luisa Fernanda Rudi.

Tras probar los placeres de la carne y la cocina regional y recuperar fuerzas para continuar un viaje que se prometía complicado por el temporal, el matrimonio Aznar-Botella siguió rumbo a la estación de Baqueira Beret, donde el expresidente suele practicar uno de sus deportes favoritos, el esquí de fondo.

Al parecer, la familia se reunirá allí con el único miembro ausente de su prole, Ana Aznar Botella, y con el marido de ésta, Alejandro Agag, para pasar unos días de naturaleza y armonía y entrar en el nuevo año con buen pie.