Los vecinos de la urbanización Las Colinas, a las afueras de Cadrete, se manifestarán a la una del mediodía de hoy para protestar por la ocupación ilegal de chalets, un problema que se ha agravado el pasado mes de julio con el allanamiento de cinco viviendas, tanto antiguas como modernas.

«Hay una banda organizada que cobra a las familias okupas 600 euros por facilitarles una vivienda vacía en la que puedan entrar», denuncia Alberto Martínez, uno de los organizadores de la movilización, que pretende llamar la atención de las autoridades sobre el fenómeno que afecta a los residentes de la urbanización, situada en la carretera de salida hacia María de Huerva.

Los okupas, explica Martínez, no pertenecen a ningún movimiento que reivindica el acceso a viviendas como una forma de lucha política, sino a colectivos marginados que han llegado a la zona procedentes de otras partes de España a raíz del fin de confinamiento, quizá en busca de lugares donde puedan vivir relativamente seguros.

La presencia de estas familias ha creado un gran malestar general en Cadrete, no solo en la urbanización, sino también en el pueblo. «Las cosas han empeorado últimamente porque un día vino la Guardia Civil en busca de alguien que estaba en busca y captura y muchos de los okupas escaparon y se metieron en otras viviendas para no ser detectados», indica Martínez, que subraya que esta situación ha hecho ver a muchos residentes que existe un peligro real.

«No es la primera vez que nos movilizamos, esta es la tercera manifestación, porque la verdad es que estamos cansados de este problema», afirma el organizador de la movilización.

PROBLEMA DE SEGURIDAD

«Al ritmo que lleva esto, puede convertirse en un problema de seguridad», afirma. Ahora, continúa, la gente tiene miedo a dejar su casa, a irse de vacaciones, porque no sabe cómo la encontrará cuando regrese.

Esta ocupación concierne a todo tipo de chalets, tanto los de más o menos reciente construcción como los que tienen muchos años.

Lo más llamativo es que los okupas vienen tras contactar con una red organizada cuya función es detectar viviendas no habitadas y que les cobra por sus servicios.

Por ello existe temor a que el problema pueda agravarse e incluso trasladarse a la parte más antigua de la población, en la que viven desde hace unos años numerosas familias llegadas de Zaragoza en busca de viviendas asequibles.

La atracción de Cadrete se debe a que ofrece unifamiliares y a su cercanía de Zaragoza y de sus cinturones de comunicación, que permiten desplazarse al lugar de trabajo en un tiempo relativamente corto sin necesidad de entrar en la capital aragonesa.

Debido a esta característica, esta localidad, rodeada de polígonos industriales, ha experimentado un gran desarrollo urbanístico en las pasadas décadas, solo detenido tras la crisis económica debido a los problemas para la construcción de nuevas viviendas.