Los alumnos del colegio El Pilar Maristas del Actur vivieron ayer una ajetreada mañana y no precisamente por la nieve. Alrededor de las diez, el estruendo de la sirena del centro interrumpió las clases. Se había declarado un incendio y el humo del pasillo amenazaba con asfixiar a los escolares si no evacuaban pronto el edificio.

En un momento, los profesores pusieron en marcha su dispositivo de autoprotección. Organizaron a los alumnos y en fila india , pegados a la pared de los corredores, los condujeron hasta el patio de recreo. Mientras caminaban hacia la salida se fueron cruzando con agentes del Cuerpo de Bomberos que observaban el desarrollo de la evacuación. En apenas cinco minutos, los 1.600 alumnos se alineaban en el recreo, bajo la nieve, a la espera de nuevas órdenes.

Estaban tranquilos. Todos sabían que el episodio que acababan de protagonizar no era más que uno de los simulacros de incendio que Bomberos realiza en los colegios de Zaragoza. Gracias a experiencias como las que ayer protagonizaron los estudiantes del colegio Maristas, los agentes zaragozanos se han convertido en pioneros en las tareas formativas de la población. De hecho, bomberos de otras provincias como La Rioja, Valencia o Vizcaya se desplazan hasta la capital para conocer el desarrollo de estas actividades.