Casi 86.000 viviendas de la comunidad aragonesa están vacías, lo que representa algo más del 13% del parque inmobiliario total. A éstas se unen los 118.000 pisos y chalets de segunda residencia repartidos por las tres provincias. La preferencia de los aragoneses por la compra, unida a la escasa oferta pública y privada de viviendas de alquiler, provoca que sólo el 9,8% de los habitantes opte por vivir en una residencia por la que tiene que pagar mensualmente.