Alrededor de cien vecinos de Cosuenda --un cuarto de su población-- desafiaron ayer al mediodía al frío y al cierzo para celebrar un abrazo simbólico a la antigua torre del siglo XV, el Torreón de Lisalta, y leer un manifiesto en el que piden que su actual propietario la venda al pueblo y critican que la DGA no ejerciera su derecho de tanteo y comprara el bien.

El consistorio ya ha advertido al actual propietario, un vecino de Murcia --que al parecer ya posee al menos otro torreón, derruido, en Cuenca--, que si no presenta en cinco meses un informe convincente de consolidación y conservación del edificio, iniciarán los trámites de expropiación. Pero ayer, en asamblea, los vecinos, con su alcalde Óscar Lorente a la cabeza, fijaron otras medidas.

Por ejemplo, la recogida de firmas para pedir la mediación del Gobierno de Aragón en las negociaciones entre el consistorio y el propietario. Este, por el momento, se niega a vender la torre por lo mismo que le costó, que según dice fueron 8.000 euros, aparte de los trámites notariales y los impuestos patrimoniales. Según explicó Lorente, le ha asegurado que en estos momentos no dispone de fondos para restaurar el edificio, pero quiere realizar excavaciones en los alrededores --la compra incluye unos 2.700 metros cuadrados del entorno de la torre-- y quedarse "el tesoro", si lo hay.

Los cosuendinos acordaron también solicitar un informe al Justicia de Aragón sobre la actuación de la DGA al no ejercer el derecho de tanteo en la transmisión. La torre había sido durante décadas propiedad de la familia Benedí, pero tras unas disputas por la herencia lo vendieron al murciano, que comunicó en octubre que lo había adquirido. El ayuntamiento solicitó ayuda a la DGA, pero esta indicó que no iba a actuar en una venta "entre particulares" a no ser que tuvieran pruebas de que el bien peligraba. Y eso que, según recuerda el alcalde, ya les avisaron en el 2011 del deterioro de la torre y de la posibilidad de actuar en una futura venta.

Los vecinos también decidieron pedir un informe jurídico sobre la actuación del Gobierno a la Diputación Provincial de Zaragoza, así como a la comarca Campo de Cariñena, como responsable del turismo en la zona.

Lorente explicó que el consistorio ha trabajado mucho, recaudando fondos con distintas iniciativas y mediante convenios de colaboración con el Arzobispado o las escuelas taller de la DPZ, para recuperar el patrimonio histórico y natural de la zona. Entre otros ejemplos, con la iglesia de la localidad, el antiguo puente, la fuente o los senderos de los alrededores. En la torre no podían intervenir, al ser un bien privado, pero creen que su venta hubiese sido la mejor ocasión para que dejase de serlo.

"Ahora que tanto se habla de las identidades, del Reino de Aragón, de su archivo, de los bienes de la Franja, de la Corona de Aragón, no podemos perder nuestra Historia, nuestro patrimonio histórico-artístico y dejar que se lo regalen a vecinos de otras comunidades autónomas sin contar con sus pueblos", reiteró el alcalde.