La iniciativa de abrir los comedores escolares para atender durante el verano las necesidades alimentarias de los menores en riesgo de exclusión social necesita madurarse. Al menos es lo que interpretan desde otras entidades que, siendo privadas, también colaboran en el auxilio a las familias más necesitadas. Y ayer mismo lo manifestó Cáritas Diocesana de Zaragoza, cuya secretaria general, Cristina García, manifestó su "desacuerdo con las formas" con las que se pretende aplicar esta iniciativa y abogó abiertamente por no recurrir a "soluciones que puedan ser estigmatizantes para las familias o los menores".

A su juicio, es "positivo" que el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza "por fin" se pongan a trabajar de forma conjunta, pero abogó por reforzar económicamente iniciativas que ya existen, "actividades que ya se están ofreciendo desde un planteamiento más educativo, de ocio y tiempo libre de manera que la alimentación se complementa con una intervención más integral, más educativa".

MEDIO RURAL

Iniciativas como Zaragalla, del consistorio, o Abierto por Vacaciones, de la DGA, o las que hacen los barrios. "Sería bueno establecer sinergias entre ellas y crear un trabajo en red que sea beneficioso para familias y menores", dijo.

Ayer, el consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, anunció que se otorgarán ayudas directas a alumnos del medio rural para que puedan comer en verano. Las características que se tendrán en cuenta para su asignación o los centros designados se darán a conocer "en breve".

De hecho, ayer se reunieron representantes de Educación con el Instituto Aragonés de Servicios Sociales para ultimar estas adjudicaciones, así como de los cinco colegios de las tres capitales que abrirán el comedor.