Pese a ser, por extensión, la tercera zona verde de Zaragoza, el parque lineal de Plaza sufre la peor combinación posible para asegurar su buen estado: abandono durante años, vandalismo continuado, daños sin reparar y, ahora, recortes en el gasto para su correcto mantenimiento. Así lo ha puesto de manifiesto el sindicato CGT, que ha realizado una radiografía de la apariencia actual que exhibe en casi todos sus rincones. Con huellas de ese olvido en sus principales iconos, pero también en praderas de césped, mobiliario urbano y el arbolado. Quizá este último sea lo más llamativo, ya que en los ocho años que lleva abierto el recinto, de los 4.752 árboles que se plantaron ya solo quedan 2.546.

RECORTES

Son un 45% menos que definen a la perfección el nivel de mimo con el que se ha tratado este parque. Con especies que ya han desaparecido del paisaje, como los castaños de indias, las albizias o los tilos. Pese a haber hecho una inversión de más de once millones de euros, los gestores y responsables de la conservación de este parque lineal han ido reduciendo paulatinamente el coste de su mantenimiento, hasta dejarlo en los 150.000 euros anuales con los que acaba de salir a concurso público, la mitad que le pagaban a sus anteriores cuidadores. Los autores intelectuales de este plan de choque contra el deterioro son los que dirigen la sociedad Plaza, con el consejero de Obras Públicas del Gobierno de Aragón, Rafael Fernández de Alarcón, a la cabeza.

El departamento de Limpieza y Mantenimiento de CGT, para probar que sus denuncias no son fruto de su imaginación aportan un extenso reporte de imágenes y datos. Todos ellos reconocibles por los usuarios de este parque, escasos desde que se inauguró, y por todo aquel que quiera acercarse a cerciorarse.

Como la "lamentable" imagen que ofrecen las extensas praderas de césped, con enormes calvas en miles de metros de cuadrados de superficie, consecuencia, aseguraron desde CGT, de "abaratar el coste, reduciendo los riegos al mínimo y dejándolo amarillo durante el verano para luego intentar recuperar lo que se pudiera". El tapete verde que lucía en el 2010 se ha tornado en una inmensa pradera plagada de malas hierbas o, directamente, tierra.

Así que el esfuerzo de los visitantes que recibe este parque radica en seguir paseando por él. Pese a lamentar, en muchos rincones, que nadie parece acordarse de que eso no se mantiene solo. Y también que el abandono, generalmente, atrae a los vándalos, que también han causado estragos en la zona.

Así, son constantes las pintadas, daños, robos de aluminio, cobre... pero también farolas enteras que nadie repone luego, el mármol que cubría el estanque del laberinto barroco que se creó como un gran alarde de paisajismo o todo lo que pueda tener valor. O por el simple capricho de dañar, como las papeleras rotas, las luces que iluminan la ascensión a la atalaya arrancadas como las chapas que cubren sus paredes.

La estación meteorológica, también ha pasado a ser historia en este parque lineal ubicado junto al Canal Imperial. Los bancos y paredes de lo que iba a ser la cafetería --nunca encontraron una empresa que quisiera gestionar este negocio--, ahora lucen pintadas como "matar al político corrupto". Como si dañar un bien público fuera la mejor manera de condenar los desmanes que ahora se juzgan sobre Plaza.

Pero todo no se puede achacar a los comportamientos incívicos Otras deficiencias son difíciles de justificar. Como la suciedad acumulada en la piedra donde se ocultan las papeleras, las chapas que deberían cerrar las arquetas y que no encajan, las baldosas levantadas o las barandillas que lucen sin protección para evitar caídas.

Pero si algo llama la atención de la imagen actual del parque es el lago. Uno de sus principales iconos, imagen de catálogo con el que se pretendía vender a la ciudadanía en el pasado esta nueva zona verde de la ciudad y que ahora está muy lejos de esas fotografías. Han perdido tanto como el caudal que llenaba su vaso. Solo hay que acercarse al embarcadero para comprobar cómo ha bajado su lámina de agua. "Está a un 25% de su capacidad" aseguraron desde CGT, "con un nivel de más de un metro más bajo de lo que debería".

Además, subrayaron que "las fuentes ornamentales y los aireadores no se conectan", lo que provoca que "en verano desprenda un olor maloliente". "Los gansos que había hace ya más de dos años que los mataron los perros. Los peces que en él habitan cada vez son menos", añadieron. En una de las imágenes que estos reportan, se muestra como la caseta nido donde se refugiaban los patos, luce volcada en mitad de sus aguas. Prueba más que evidente de su abandono.

A esto se añade la eliminación de todo el sistema de riego en la zona colindante al Canal Imperial o una caseta de luz que luce ya sin puerta de protección pero con un precinto que se considera suficiente para disuadir a los vándalos y proteger a los más pequeños.

Pero el olvido que sufre este parque no es de ahora. Son innumerables los rincones que son huella de la falta de atención. Así que lo que se critica no es tanto el abandono, que ya existía, sino que este se quiera combatir reduciendo a la mitad la factura de su mantenimiento. ¿A costa de qué?