El Domingo de Ramos ya llega y el centro de Zaragoza está salpicado de los tradicionales puestos de Semana Santa con sus chocolatinas, sus caramelos y, cómo no, sus palmas y palmones. Hasta cuatro puestos se reparten la clientela en el paseo de la Independencia. Debajo de Correos, Silvia espera que la gente se anime: "El sábado, si me quedan palmicas, me acerco a Santa Engracia y las ofrezco llenas de caramelos". Mientras habla, llena una bolsa de chocolatinas para una señora que se deja 36 euros para sus nietos. Hay palmas de solapa, pequeñas, medianas y grandes.

En la esquina de la calle Cinco de Marzo despacha José, quien no falta a la cita desde hace 45 años: "Tengo paraguas, monedas y botellines de chocolate, y palmones de hasta tres metros". La mañana está floja: "Los abuelos me dicen que prefieren esperar al fin de semana porque si no sus nietos se comen todo al momento". En la plaza de España, Said convence a Marisa de que las palmas aguantarán el fin de semana: "Si no, las meteré en agua", resuelve ella. La señora se lleva chocolatinas y tres palmas de diferentes tamaños para sus tres nietos. "Anda, que conmigo ya has hecho la mañana" comenta con sorna. Enfrente, junto al Sephora, acaba de instalarse otro puesto. Y pegado a la iglesia de San Gil, en Don Jaime, Raquel y Mario venden palmas de 1,5 metros por 8 euros y las de 2,5 metros están a 10. Cinco mesas rodean el edificio de El Corte Inglés. Alicia, la "jefa", 20 años en el puesto, ha notado que algunas personas mayores ya no compran tanto: "Muchos se retraen en el gasto porque bastante tienen con mantener a hijos y nietos con la crisis que hay".