La banda terrorista ETA quiso derribar la torre de alta tensión del valle de Bujaruelo (Huesca) con doce kilos de explosivo. Sin embargo, una serie de fallos en los mecanismos dieron al traste con sus propósitos. De las 16 cargas instaladas en los anclajes de la torreta, ocho estallaron y las restantes fueron desactivadas por los tedax de la Guardia Civil.

Los artefactos, similares a los instalados en otra de la empresa Red Eléctrica en Behobia (Irún), estaban compuestos por 750 gramos de cloratita, enriquecida por titadyne, según informaron fuentes próximas a la investigación, aunque la confirmación está pendiente de los análisis del laboratorio.

Las cargas habían sido colocadas en los apoyos de cada una de las cuatro patas de la pilona 133 de la línea eléctrica Biescas-Bagneres. La explosión de ocho de ellas causó daños considerables en la torre, aunque no tuvo consecuencias en la distribución del fluido. Fuentes consultadas por este diario aseguraron que habían sido instaladas entre dos y tres días antes. El análisis inicial de los artefactos desactivados puso de manifiesto que estaban dispuestas para que estallaran el mismo día que se recibió el aviso, el sábado, pero una serie de fallos impidieron la explosión conjunta.

La cloratita es el explosivo casero utilizado por la organización terrorista para componer el artefacto explosivo que encontró la Ertzaintza en otra torreta de la localidad guipuzcoana de Behobia el pasado sábado por la tarde.

INFILTRACION La proximidad del valle de Bujaruelo a la frontera francesa --hay apenas tres kilómetros a pie desde la torreta 133-- y la complicada orografía de la zona hacen pensar a los investigadores que la bomba fue colocada por terroristas desplazados desde el sur de Francia, que habrían regresado más tarde al país vecino.

Las Fuerzas de Seguridad sospechan que los dos artefactos podrían haber sido colocados por grupos distintos, pero no descartan que hayan sido fabricados en el mismo sitio.

Un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA alertó el pasado sábado, en una llamada al diario Berria , de la instalación de los dos artefactos. La Ertzaintza encontró el colocado entre la carretera N-121 y la A-8, en Guipúzcoa, con dos cargas que habían hecho explosión y otras dos que retiraron sus técnicos.

El hallazgo de la colocada en Huesca se prolongó hasta el mediodía del domingo y fue posible gracias al rastreo que hicieron a pie los agentes de varias unidades, mientras un helicóptero supervisaba desde el aire

A lo largo de la jornada de ayer, agentes de la Guardia Civil practicaron controles selectivos en varias carreteras de la provincia de Huesca. Fuentes del Cuerpo aseguraron que no se habían intensificado por los hechos de Bujaruelo sino que forman parte de la labor preventiva que se desarrolla a diario. Como anécdota destacaron que a lo largo del sábado también se habían instalado y la semana anterior se habían realizado otros junto con la gendarmería en la vertiente francesa.