Los vecinos de la calle Andrés Vicente no tuvieron un buen inicio de fiestas. Lo que en principio parecía una discusión matrimonial se convirtió en una verdadera pesadilla para muchos, que durante horas temieron, según su propio relato, por la vida del niño. La espectacularidad de la suma de los coches policía y la escalera de bomberos que ascendía hasta el cuarto piso del edificio hizo que durante horas se viviera aquello como "un auténtico show", según afirmaron ayer algunos testigos presenciales. La parada del autobús urbano que se sitúa justo frente al portal se llenó de ciudadanos, al igual que las aceras y las ventanas y balcones de la calle. Sin embargo, la tranquilidad reinó ayer y nada recordaba ya lo vivido de noche.