El accidente del camión español que se despeñó el pasado mes de agosto por un barranco próximo a la carretera RN 134, en la vertiente francesa del Somport, con el resultado de un chófer muerto, puede marcar un antes y un después en la historia de esta vía de montaña entre Aquitania y Aragón.

El ministro de Ecología galo, François de Rugy, de visita por la zona, aseguró que el Gobierno de París destinará a su arreglo 90 millones, un anuncio que cogió a todos por sorpresa, pues en estos momentos no se trabaja en ningún punto de la citada infraestructura.

El representante del Gobierno central no hizo ningún precisión sobre qué obras se considerarán prioritarias, pero es muy posible que parte del dinero se destine a las variantes de poblaciones que todavía atraviesa la carretera RN 134, como Urdos, Assasp-Arros e incluso Oloron.

La inesperada reacción de las autoridades galas puede deberse a la movilización que se ha vivido en el valle de Aspe desde el accidente del camión del pasado 27 de agosto, que iba cargado de clorito de sodio, una sustancia muy contaminante que escapó de la cisterna y fue a parar al río Aspe, donde causó la muerte de miles de peces.

VELOCIDAD INADECUADA

A raíz de aquel suceso, los residentes en las poblaciones del valle iniciaron una campaña en la que cortaron la RN 134 en varias ocasiones a la altura de la variante de Bedous. Protestaban porque la carretera registra un elevado tráfico de camiones, que además va en aumento, y porque estos, según sus declaraciones, «circulan a una velocidad inadecuada para las condiciones de la vía».

El número de vehículos pesados ha ido en aumento por el Somport a raíz de la reactivación de la economía española, hasta el punto de que ahora suponen una parte cosiderable del tráfico total de la citada vía de comunicación.

Los manifestantes pidieron asimismo la ampliación de la carretera, que es muy estrecha en todo su recorrido, en particular en las cercanías del fortín de Portalet, donde ocurrió el último siniestro grave.

POCO ESPACIO

A raíz de aquel siniestro, se aseguró que no existían fondos presupuestarios para acometer obras, algo que ahora parece desmentir el anuncio del ministro de Ecología, que pasó la mañana en Pau, capital del departamento de Pirineos Atlánticos, donde se reunió con los representantes políticos.

Otro problema añadido para la carretera nacional es que, a raíz de las obras de reapertura del tramo de ferrocarril entre Oloron y Bedous, las infraestructuras construidas han constreñido más si cabe el espacio disponible para el asfalto.

En este sentido, habría que estudiar trazados alternativos e incluso la construcción de microtúneles en los puntos más estrechos. Se trata de retos difíciles pero que la seguridad vial han convertido en demandas sociales a las que ahora París parece querer dar respuesta.