Marcelino Iglesias la definió ayer como una eurorregión. No lo es, pero se le parece mucho. Sin disponer de recursos económicos, la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP) ha actuado durante 23 años como un grupo de presión ante los Gobiernos de España y Francia y la Unión Europea (UE). Ayer, a instancias de Pascual Maragall, el presidente catalán, el plenario de la CTP aprobó iniciar los trámites para su reconocimiento jurídico como asociación, lo que le permitirá poder solicitar fondos de la UE para emplear en obras.