La vuelta al cole se antoja como un auténtico Rubicón que podría poner en peligro la unidad política que Aragón ha exhibido hasta ahora para frenar la pandemia. Con el regreso a las aulas a la vuelta de la esquina, ayer los representantes del PP y del PSOE en el parlamento autonómico se tiraron los trastos a la cabeza a cuenta del salto al vacío que supone la apertura de los colegios seis meses después del estado de alarma, un futurible que todos temen.

La portavoz de Educación del PP en las Cortes de Aragón, Pilar Cortes, fue la primera que abrió el fuego tras acusar al Ejecutivo de Lambán de «falta de previsión» respecto a los protocolos y medidas a aplicar al inicio del curso escolar. Un reproche que desde el PSOE, su diputada Leticia Soria consideró poco serio, al tiempo que solicitó «confianza y tranquilidad» a las familias y a la comunidad educativa frente al «alarmismo» generado por los populares.

Entre la primera comparecencia de la popular y la de la socialista apenas transcurrió una hora. Y todavía quedan, en teoría, casi 20 días para que los colegios abran sus puertas.

Pilar Cortes aludió a las recientes declaraciones de Lambán, en las que daba por seguro que habría «complicaciones» en el inicio del curso y a lo largo del mismo. «Debería haberlo sabido desde junio, cuando se nos dijo que se iba a iniciar el curso con normalidad; y también se dijo en mayo que se trabajaba en tres escenarios posibles, pero sindicatos y familias denuncian aún incertidumbre», lamentó la diputada popular. Claro, que entonces los casos de coronavirus no se habían multiplicado en Aragón y los contagios en niños eran mucho menos numerosos que ahora.

Cortés criticó a Lambán y al consejero Faci, no haberse reunido con la comunidad educativa ya en julio para frenar algo que, según ella, se da por hecho y es que «todos sabemos que va a haber positivos y contagios», apuntó. Por ello, exigió respuestas a tantas dudas y que se reduzcan las ratios, algo que, añadió, está previsto en la Estrategia para la Reconstrucción de Aragón pero no planteado por el Gobierno regional. Además, consideró que los alumnos de Educación Especial han experimentado una «involución» en su aprendizaje al requerir de terapias que «no se pueden hacer a distancia». Sea como fuere, las incógnitas son mayores que las certezas como es lógico.

LA VARITA MÁGICA

El PSOE se defendió de estas críticas al argumentar que los protocolos en los distintos escenarios previstos no se pueden conocer de antemano por el contexto «dinámico y cambiante» de la evolución de la pandemia. Y eso, dijo Soria, va a obligar a adoptar nuevas medidas para adaptarse a los cambios de situación.

«Falta de previsión ninguna, es rotundamente falso», subrayó la diputada socialista, para quien en un asunto «tan serio» como la Educación deberían «ir en el mismo barco». Pero ayer eso no se vio. La unidad parece difuminarse conforme se aproxima el verano, en el que los partidos parecen haber vuelto a coger fuerzas, pero no para sumarlas sino para iniciar la batalla política de un último cuatrimestre que será durísimo.

Los planes de contingencia, educativos y de digitalización, dotado este último con 7 millones de euros, que ayer esgrimió Soria y al que se han sumado más de 200 centros educativos de Aragón, no parecen haber calmado a los populares ni la contratación de 250 profesores más para el próximo curso a fin de reducir las ratios. El combate dialéctico no parece haber hecho más que comenzar.