Catorce miembros de dos familias fueron ingresadas en la noche del lunes a consecuencia de una intoxicación por monóxido de carbono que sufrieron en una casa rural de la localidad oscense de Allué, que habían alquilado para pasar la Nochevieja. Anteayer salieron del hospital los últimos afectados, ya que la intoxicación no llegó a revestir gravedad, según fuentes del Salud.

La Guardia Civil recibió el aviso del incidente en torno a las 23.30 horas del lunes. Les indicaron que dos familias necesitaban asistencia por inhalación de gas en la localidad de Allué, por lo que desplazaron varias ambulancias, dotaciones de Bomberos y patrullas del instituto armado.

Al parecer, las familias se dieron cuenta de la emisión de gas cuando dos menores sufrieron un desmayo, pero todos ellos resultaron afectados en menor o mayor medida. De hecho, las catorce personas que ocupaban la vivienda fueron trasladadas en ambulancia e ingresadas en el Hospital San Jorge. Varias horas después, seis de ellas fueron dadas de alta, aunque ocho permanecieron ingresadas durante la noche. A lo largo del martes, los cuatro menores y cuatro adultos que restaban fueron dados de alta.

El problema, según fuentes del insituto armado, estuvo aparentemente en el mal funcionamiento del generador de gasoil que proporcionaba electricidad a la vivienda.

TRAGEDIAS

El incidente quedó finalmente en un susto, pero este tipo de intoxicaciones han llegado a causar verdaderas tragedias en Aragón y en España. La más grave de los últimos años ocurrió en febrero del 2005, en la localidad castellonense de Todolella, fronteriza con Teruel. Fallecieron 18 personas, dos de ellas vecinas de la provincia aragonesa.

En aquella ocasión se trataba de un grupo de amigos, que habían alquilado el albergue de Sant Cristófol para celebrar el 50 cumpleaños de uno de ellos. Los que pernoctaron en la instalación compartieron una habitación con literas, calentada por una estufa de butano que falló. La llama se apagó pero el gas siguió fluyendo y llenó la estancia. Solo dos de ellos sobrevivieron a la intoxicación por monóxido de carbono.

Los fallecidos fueron 11 hombres y siete mujeres, la mayoría mayores de 30 años. Entre ellos había vecinos de las localidades turolenses de Aguaviva y Peñarroya, aunque la mayoría eran de pueblos castellonenses cercanos a la localidad donde sucedió la tragedia. La comunidad valenciana decretó dos días de luto.