Goran, Cicko y Peter ya eran investigados por la Policía de Fráncfort como presuntos integrantes de una banda criminal organizada que había dado algunos golpes en su país. Los agentes alemanes dieron la pista a los españoles para resolver el robo de la joyería Baena, ya que aquellos tenían intervenido el teléfono de la novia del cabecilla del grupo e interceptaron dos llamadas el mismo día del robo. La investigación se completó en Cataluña, donde se grabaron películas del sospechosos que sirvieron para identificarles posteriormente. Aunque la Policía cree que los acusados son antiguos soldados en las guerras de los Balcanes, éstos negaron ayer ante el tribunal que los juzgaba que hubieran sido nunca combatientes.