--Acaba de tomar posesión como decano de Derecho, ¿en qué situación se encuentra la facultad?

--Este año acaba sus estudios la primera promoción del Grado en Derecho e iniciará su andadura el Máster de la Abogacía en el mes de octubre. Se trata de un momento en el que hay que pararse a analizar cómo se ha llevado a cabo la implantación del grado para realizar ajustes y superar el proceso de verificación de la titulación que se llevará a cabo el próximo año. También es necesario dar el último impulso a la titulación del máster. En definitiva, nos encontramos en un momento crucial en la vida de nuestra facultad.

--Tras varios años en la universidad , ¿qué le ha llevado a presentarse al puesto?

--Al conocer la decisión del doctor Juan García Blasco de no presentarse a su reelección, mis compañeros me animaron, convencidos de que reunía las condiciones. El reto me parecía ilusionante y no quería defraudar la confianza que muchos tenían depositada en mí.

--¿Y qué retos se plantea?

--Hay dos retos fundamentales. Por una parte, la facultad debería tener una oferta másteres de especialización para atender a la demanda de formación continua de los profesionales. La calidad de las universidades, en los próximos años, no se va a medir por sus titulaciones de grado, sino por sus postgrados. Con un análisis de las demandas de formación que hay en el mercado, podemos diseñar titulaciones de máster atractivas. Por otra parte, debemos lograr una mayor internacionalización de nuestros estudios. Queremos establecer más convenios de colaboración con campus extranjeros para facilitar el intercambio, pero también para tener una oferta que permita a los estudiantes acceder al mercado con una formación en Derecho anglosajón o francés.

--Para ser abogado ya no basta con ser licenciado, sino que es obligatorio un máster. ¿En qué consiste este título?

--La licenciatura de cinco años fue sustituida por un grado de cuatro años. Una vez finalizado este, quienes deseen ejercer la profesión de abogado deberán superar un máster, de noventa créditos, que se imparte en año y medio. Las asignaturas que se cursarán girarán en torno a la regulación de la profesión de abogado, la deontología profesional y, sobre todo, la práctica en los distintos órdenes jurisdiccionales. Esa actividad se completará con formación en despachos. Se trata de un máster organizado e impartido con el Colegio de Abogados de Zaragoza.

--¿Cómo será la aplicación de este título en Aragón?

--El máster iniciará su andadura en octubre. Esperamos que un considerable número de estudiantes de la primera promoción del Grado en Derecho opten por él. También estamos recibiendo solicitudes de estudiantes de toda España, por lo que pensamos que podremos cubrir las cien plazas iniciales.

--¿Aragón produce más abogados de los que necesita?

--En estos años, el número de colegiaciones en Aragón no alcanza la cuarta parte de los estudiantes que acaban la licenciatura y giran en torno a los 70 al año. Hemos superado la época de masificación de la facultad y el número de estudiantes que acaba la titulación es adecuado a las necesidades del mercado.

--Según el último Eurobarómetro, España es el sexto país de la UE y el tercero de la zona euro en el que menos se confía en la justicia.

--Nuestro sistema judicial es de una notable calidad. No obstante, no se ha hecho una apuesta decidida por dotar de los suficientes medios materiales y personales a nuestros juzgados. Es más, las soluciones que se buscan para descongestionar la justicia son de carácter disuasivo. Hay planes de informatización de los procedimientos judiciales que se han paralizado por falta de recursos. No es de extrañar que los procesos se dilaten en el tiempo y que la oficina judicial no acabe de cuajar. A esto hay que añadir una excesiva judicialización de la vida política y la existencia de pronunciamientos que la ciudadanía no entiende. Se produce desconcierto y, por tanto, desconfianza.

--¿Los estudiantes temen esa desconfianza a la hora de enfrentarse a su futuro laboral?

--El único temor es la dificultad por lograr realizar un proyecto profesional más allá de las dificultades que el ejercicio de esa profesión pueda comportar. Los estudiantes son conscientes de que la justicia es un lento proceso y que existen dificultades para crear una sociedad democrática,

--¿Qué le parecen los continuos recortes que sufre la Universidad de Zaragoza?

--El campus está atravesando un momento muy crítico. Me preocupa que en mi facultad apenas haya profesores permanentes entre treinta y cuarenta años. Un docente universitario tiene un largo periodo de formación. Si no se garantiza la permanencia de los jóvenes profesores, podremos encontrarnos a medio plazo ante la necesidad de cubrir la docencia con profesores que no han tenido una adecuada preparación. Además, el número de estudiantes por grupo supera los ochenta y en algunos casos los cien estudiantes. A esto se unen las dificultades de desarrollo de la actividad investigadora por falta de financiación. En definitiva, es una situación preocupante que compromete el adecuado desarrollo de nuestras actividades docentes y de investigación.