La Compañía de Jesús ha comunicado al obispo de la diócesis de Huesca, Julián Ruiz Martorell, su decisión de dejar de prestar su labor pastoral en la ciudad al finalizar este curso 2018-2019. Los cuatro jesuitas residentes en Huesca serán destinados a otros lugares de España y la iglesia de San Vicente Mártir, que fue cedida a la Compañía desde 1610, volverá a la diócesis. La decisión de la Compañía de Jesús de dejar Huesca se enmarca dentro del proceso de reestructuración de presencias que este inició en el 2014 con la integración de sus cinco provincias en una, la provincia de España.

La Compañía de Jesús, en su boletín informativo, agradece «profundamente a la ciudad de Huesca y a sus fieles toda la rica historia de fe y vida compartida desde hace más de 400 años. Se despide con tristeza, pero con la confianza de que su labor será continuada por otras personas de la iglesia oscense». En la actualidad viven en la residencia de la compañía, ubicada en la calle Sancho Abarca, cuatro jesuitas. Prestan servicios pastorales en el templo, siendo muy valorado el sacramento de la reconciliación que ofrecen y la disponibilidad de confesores durante todo el día. También acompañan algunas de las asociaciones que tienen su sede en la residencia, incluido un local de Cáritas.

Además, los jesuitas prestan también servicio a la diócesis acudiendo los días de fiesta a pueblos cercanos de la ciudad para celebrar la eucaristía.

La Compañía de Jesús llegó a Huesca en 1606 y ha permanecido en la ciudad hasta 2019, salvo los 111 años que van de 1767 a 1878, durante los cuales los jesuitas estuvieron ausentes por la expulsión de España de la Orden que decretó el rey Carlos III. La Compañía fundó en la ciudad el conocido como “colegio de la Compañía” donde fueron educados durante 160 años muchos jóvenes oscenses. Con la expulsión de España de la compañía, los jesuitas abandonaron Huesca en 1767. No regresan hasta 1878, gracias a la insistencia del Padre Vigordán, Provincial de Aragón en ese momento, natural de Grañén (Huesca).

Entonces no fundaron un colegio sino una residencia en la calle Aínsa, 1, donde permanecerían hasta 1906, cuando se trasladaron a un nuevo edificio en la plaza del mercado.