Guillermo Ríos es desde el pasado abril el máximo responsable de Urbanos Zaragoza Avanza. Cinco meses después de tomar posesión y a las puertas de la prueba más exigente para el transporte público, las fiestas del Pilar, analiza la situación del autobús y la proyección a futuro de la contrata.

-¿Qué percepción tiene y qué le ha sorprendido más?

-Lo que más me ha sorprendido es el nivel tan alto de oferta y calidad del servicio. Debemos trasladar mejor los aspectos en que destaca. En cuanto a la ocupación, la ratio de viajeros por habitante está en 128, muy por encima de ciudades grandes como Sevilla o Málaga. Ahí se ve que hay una confianza de los usuarios. Aunque eso no quita que haya áreas de mejora, de la mano del impulso que está dando el ayuntamiento al autobús y orientado a atender las necesidades que puedan surgir. A nivel de la empresa, en general, el trato es muy correcto y todos estamos comprometidos con el servicio. Entre todos hay que crear el entorno más agradable y constructivo para que repercuta en un mejor servicio.

-Lograr que no haya huelga en las fiestas tiene mérito. ¿Ha cambiado la relación con la plantilla?

-Seguimos la línea de otros años, y no solo por las fiestas. Al final lo que pasa en una empresa se centra en lo que cada uno aporta. Todos somos trabajadores de la empresa, compañeros, y tenemos la profesionalidad suficiente para resolver las discrepancias que surjan.

-La principal discrepancia en los últimos meses son las averías y el mantenimiento de la flota.

-El índice de fiabilidad, que tiene que ver con las expediciones realizadas respecto a las comprometidas, está por encima del 99%. Al día hacemos más de 55.000 kilómetros, que son más de 4.000 horas de servicio. Con esa magnitud de servicio, pueden surgir incidencias, pero tenemos que ser capaces de resolverlas y que afecten lo mínimo necesario al usuario. El equipo en el taller trabaja de forma comprometida, pero no hay que olvidarse que los autobuses son máquinas, que se averían y que hay que hacer un mantenimiento. Siempre habrá cosas que mejorar, pero las ratios son muy altas, también de puntualidad, que está por encima del 92%. Hay que ser realistas. Hacemos más de 7.200 expediciones al día y es normal que haya alguna incidencia, pero hay que tener una visión global.

-¿Qué mejoras va a acometer en el corto o medio plazo?

-Estamos intentando detectar en qué áreas surgen incidencias y, a nivel del mantenimiento, cómo afectan al usuario. No hay un problema a nivel general, la antigüedad media de la flota es de menos de 8 años, hay 98 vehículos híbridos y eléctricos, casi cien vehículos nuevos que nos permiten centrarnos en los que tienen más edad para que estén en las mejores condiciones. Zaragoza tiene una flota muy potente, con 352 vehículos y más del 27% de híbridos o eléctricos. E insisto, son máquinas que están trabajando 16 horas al día sin parar, con una velocidad media de 10 a 12 kms/hora, con parones...

-Han probado muchos modelos. ¿Qué les decantó por estos?

-Zaragoza se ha utilizado como un banco de pruebas donde todas las marcas han cedido vehículos eléctricos para probarlos. Los hemos analizado y parametrizado en una misma línea, tanto con carga nocturna como con pantógrafo, y elegimos cuatro de carga nocturna que están demostrando autonomía suficiente. Pero es una tecnología muy nueva, que hay que contrastar, porque no están dando ningún problema pero hay que buscar la fiabilidad.

-¿Se ha descartado colocar pantógrafos en la vía pública?

-No hay nada descartado y, de hecho, tenemos uno en cocheras que se ha estado utilizando en las pruebas.

-¿El servicio al usuario mejora?

-El servicio es muy bueno, aunque hay áreas de mejora y necesidades nuevas que atender, porque la ciudad está viva. Tenemos que ir adaptándonos. Mi objetivo es que el ciudadano lo perciba como un servicio de calidad y fomente su uso como una opción real de movilidad. Cuando hacemos las encuestas de satisfacción vemos lo que va mejorando y lo que no, ahora la nota es un 7,3 y queremos ir subiendo.

-¿Y se traduce en más usos?

-En los últimos años el crecimiento está siendo continuado. En la gráfica interanual, con respecto al año pasado vamos a incrementarlo en unos dos millones de viajeros, lo que demuestra que hay confianza en el servicio. Pero no vamos a dormirnos.

-¿Cómo se ve desde fuera el debate sobre la ordenación de líneas o el eje este-oeste?

-Las decisiones estratégicas las impulsa el Gobierno y nosotros tenemos que dar opciones a las necesidades que surgen. Estamos haciendo un estudio muy potente de las relaciones de movilidad que hay en la ciudad, para ver qué necesidades hay, en coordinación con los técnicos municipales. Entre todos llegaremos a unas conclusiones para adoptar soluciones.

-Zaragoza trabajaba en la prioridad semafórica para el autobús pero nunca llega. ¿Se descarta?

-Las acciones sobre las regulaciones semafóricas o del tráfico, los carriles bus y el espacio compartido llegarán y favorecerán al transporte público, seguro.

-Los vehículos eléctricos pronto podrán usar el carril bus, tendrán que compartir ese vial exclusivo con más conductores.

-El Gobierno tiene una visión más general y en una ciudad hay que tomar decisiones a ese nivel. Porque todo afecta, y es obvio que lo hará si hay que compartirlo con más vehículos, pero si se hace de forma que se mantenga un autobús fiable y puntual, será positivo. No se puede favorecer solo a un medio de transporte, todo está conectado, lo que mejore el conjunto de la movilidad será bien recibido.

-¿Y ha mejorado la convivencia con el tranvía?

-Somos operadores también del tranvía (ríe). La convivencia es absoluta y la coordinación y cooperación es total. El transporte público es una única red y no hay confrontación.

-¿Cómo está yendo esa lucha contra el fraude a bordo? Hay más inspectores ahora.

-Hay dos fraudes que son muy diferentes, uno es el del que sube sin pagar y otro el que se detectó antes del verano (hackeo de tarjetas bus con recargas ilimitadas). Respecto al primero, las cifras demuestran que no es un problema importante en Zaragoza, lo que no quita que haya que seguir controlándolo. Lo segundo, ya se dio traslado a quien corresponde, porque son fallos que exceden a lo que es el servicio. La Policía está haciendo su trabajo y poco a poco se irá erradicando, como ha pasado en otras ciudades. No es exclusivo de esta.

-Pero que actúen en su servicio es peligroso. Al menos asusta.

-Bueno pero ha ocurrido, no es la primera vez ni creo que será la última, y lo importante es la coordinación y la información a la Policía para que pueda hacer su trabajo y detectar a quien está haciendo esas prácticas fraudulentas para erradicarlas. Hay que entender y ser conscientes de que el que comete el fraude es tanto quien lo hace como quien facilita que se haga.

-Sigue habiendo casos.

-Pero estamos muy atentos y es evidente que se siguen detectando, se identifican y se retiran. Otra cosa es que esa máquina siga haciendo por otro lado. Pero al final se va a minimizar.

-¿Todo esto puede precipitar la desaparición de la tarjeta bus?

-Eso es una decisión que le corresponde al ayuntamiento, pero la tarjeta bus no tiene ningún problema. Igual que cualquier tarjeta, es susceptible de que alguien acceda a su código fuente y la manipule.

-Pero si se retirara mañana, a la empresa devolver dos euros por cada tarjeta le haría un roto...

-Creo que en la situación actual no se percibe la tarjeta bus como un problema. Sea el dispositivo que sea, el problema no es el soporte, sino el que hace un uso fraudulento de la información que contiene. Seamos realistas, todo lo que tenga cierta inteligencia electrónica, es cuestión de saber entrar y del uso que se haga de ella. La tarjeta no es el problema.

-Ahora se está hablando mucho de si sube o no el autobús. ¿En Zaragoza es barato?

-El precio hay que evaluarlo en su conjunto y lo primero es que no hay que fijarse solo en el billete sencillo, que al final abarca solo el 5% de los usos. La tarifa media no es alta, pero le corresponde al ayuntamiento decidir cuál es el nivel y pensar en la sostenibilidad del sistema, para un servicio que es de calidad, con una oferta importante y cada vez con mejores vehículos. Todo es un esfuerzo para todos.

-¿Cómo está funcionando la gratuidad de los niños?

-Son medidas que suman. Difícilmente el uso de un segmento de la población afecta a todo el conjunto, pero es obvio que ayuda y, en este caso, es también una inversión a futuro. Cuanto más hábito haya, más continuidad tendrá. Lo importante es que el ciudadano se fíe, y convencer al que no lo usa para que pruebe. Cuando lo hace, estamos seguros de que seguirá.

-Otras ciudades ya trabajan es el pago con el móvil. ¿Zaragoza lo está haciendo o es algo remoto?

-Se tienen que analizar todas las posibilidades. No puede ser algo remoto cuando es una realidad que ya existe. Es algo que se tiene que valorar en todas las ciudades, también en Zaragoza. Tenemos que ser flexibles y tener capacidad de adaptación al cambio, no podemos ser lentos porque la sociedad avanza a una velocidad importante. Si algo genera valor añadido, no puedes vivir como en un mundo aparte.

-¿Pero trabajan ya en ello?

-Avanza ya está estudiando todas las posibilidades que existen. Otra cosa es cuándo se implante en las ciudades.

-Quedan cuatro años para que finalice la contrata actual. ¿El ayuntamiento está al día en sus pagos con Avanza?

-Sí, ahora mismo sí, solo hay algunas cuestiones del pasado que se van a resolver en breve, pero la relación es muy buena y es ilusionante a la hora de aportar soluciones cuando vamos en la misma dirección.

-¿Qué objetivos se marca para estos cuatro años?

-Llevamos una evolución muy buena de viajeros y queremos que sea sostenible y ver de qué manera eficiente puede ir mejorando el servicio.