El rumor de un nuevo confinamiento en Aragón, ya sea con matices respecto al de marzo o en las mismas condiciones, empieza también a circular estos días con fuerza en el ámbito educativo. De llegar a esta situación, todo apunta (siguiendo el modelo de otros países europeos) a que los colegios y los institutos de Aragón se mantendrían abiertos con la modalidad implantada hasta ahora.

Sin embargo, la semipresencialidad adoptada en los cursos de Secundaria y en Bachillerato empieza a ponerse en duda, sobre todo por parte de las familias, que ven como sus hijos no llevan un día a día educativo al uso. «La semipresencialidad o los periodos de cuarentenas deben dejar de ser sinónimo de vacaciones intermitentes en la mayoría de alumnos. Tienen la percepción de que cuando no van a clase están de vacaciones», indicaron ayer desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar). Este colectivo fue tajante al asegurar que la «semipresencialidad no funciona» en la comunidad y se mostraron «decepcionados» con las últimas palabras del presidente de Aragón, Javier Lambán, donde decía que el retorno a la presencialidad, tal y como se había dicho, se iba a retrasar.

«El descontento generalizado de las familias y la desmotivación del alumnado han evidenciado que hay que adoptar medidas urgentes. Nos estamos cargando un curso y el daño en la evolución del alumnado puede ser irreparable», señalaron. En este sentido apuntaron a los estudiantes que requieren de apoyo y que, con la semipresencialidad, no lo están recibiendo porque hay «varios profesores» que no han adaptado sus metodologías a distancia, aseguraron las familias.

Profesorado / Al parecer, hay alumnos que no reciben indicaciones para los días que deben estar en casa, lo que hace que muchos estén en la calle y no sigan una jornada lectiva como tal. «Educación debe exigir al profesorado que en este momento no lo está realizando el escrupuloso cumplimiento de su función docente con la profesionalidad que su tarea ha tenido siempre», criticaron desde Fapar. Si se produjera un confinamiento total, como el de marzo, desde Fapar están convencidos de que la enseñanza on line «no va a funcionar».

Desde el Departamento de Educación no se tiene la sensación de que el modelo híbrido no dé resultados y aseguran que están «satisfechos» con el plan, aunque reiteran que es una medida «temporal» y cuando «la crisis sanitaria lo permita» volverá la presencialidad en todos los cursos, aunque no precisaron fechas ni plazos.

Por parte de los sindicatos, estos apuestan por la presencialidad total en el momento en que se pueda, pero reconocen que si llegara un confinamiento «se debería asegurar a todo el alumnado y profesorado los medios físicos y las conexiones necesarias, así como programas de seguimiento y refuerzo» para el alumnado más vulnerable, según la Federación de Enseñanza de CCOO. «Esperamos que no se cierren los colegios, pero si pasara pedimos instrucciones claras y que no se vuelva a repetir la incertidumbre que vivimos en primavera», añadieron desde Csif Aragón.

Por su parte, CGT defendió la asistencia a clase, pero si no se garantiza la seguridad y hay que ir al modelo telemático apuntan a «improvisación» por parte de Educación. «Se vuelven a manifestar las mismas carencias que al principio de la crisis sanitaria. En marzo eran comprensibles ciertas problemáticas, ocho meses después no existe justificación alguna», añadieron.

UGT apuntó, en caso de confinamiento, a una regulación del teletrabajo de los docentes si cierran los centros. «Ya denunciamos el no haberse fijado un calendario de negociación para abordar de manera urgente este tema», señalaron. Por su parte, desde el sindicato Stea reclamaron que, además de «salvar la brecha digital», se compense el consumo energético. «No podemos volver a ser la Cenicienta en Educación», apuntaron.