A Mamadou Y., un mantero senegalés afincado en Zaragoza desde hace 20 años, le detuvieron una mañana de domingo del 2015. Fue la Policía Local, que realiza las labores de vigilancia en este popular mercadillo de la capital aragonesa, la que le arrestó al entender que podía incurrir en un delito contra la propiedad industrial, ya que en la sábana en la que exponía la mercancía encontraron falsificaciones de bolsos y zapatillas deportivas. Casi dos años después, este joven se presentó en el juzgado dónde estaba citado como acusado. No pudo defenderse ante el titular del Juzgado de lo Penal número 6 de la capital aragonesa porque se aplazó la vistal oral, si bien a la salida no dudó en decir que «no es un delincuente».

Arropado por miembros de la Platafaforma por los Derechos Civiles, Mamadou, señaló que en ese momento no había comenzado la actividad ambulante que, tal y como defendió, «le permite vivir, sin tener que robar como hacen otros». «Si tuviera otro tipo de trabajo no lo haría, pero con lo que gano de vender en la calle me pago una casa, la luz y como», recalcó.

Vigilancia

Mamadou remarcó que la Policía Local «no nos deja vivir», en alusión al conocido como top manta. Aseguró que se sienten vigilados y perseguidos, si bien tampoco quiso resaltar cuestiones negativas, puesto que «hay agentes bastante humanos que saben tratarnos como lo que somos».

Este joven recordó el día en el que fue arrestado y durmió en los calabozos de la comisaría del Actur del Cuerpo Nacional de Policía. «Me quitaron toda la mercancía y hasta el dinero que llevaba en el bolsillo. Eran 65 euros que no procedían de lo que me acusan», aseveró.

Una situación que fue criticada por Olga Belenguer, perteneciente a dicha plataforma, quien lamentó que «sobrevivir sea un delito en nuestra sociedad». «Estas personas tienen muchos problemas para salir adelante en un país en el que desconocen hasta su lengua». «Para ellos, el camino hasta que consiguen la ayuda que necesitan es interminable, por lo que no ven otra salida que vender en la calle», recalcó. Una circunstancia que para Belenguer «debe hacer reflexionar a las autoridades y cambiar este tipo de castigos que están muy generalizados». Es por ello que hizo un llamamiento a estos vendedores para que acudan a colectivos como la Plataforma de Derechos Civiles para recibir «asesesoramiento y ayuda de cara a protegerse, además de cómo saber responder ante una detención». «Les roban a ellos el dinero que llevan encima», mantuvo.

Condena

La Fiscalía solicita una condena de nueve meses de prisión para Mamadou como autor de un delito contra la propiedad industrial. Junto a esa pena, también solicita que abone las costas judiciales y que el material decomisado por la Policía Local de Zaragoza no sea devuelto.

En ese asunto no se exige un abono de la responsabilidad social, puesto que las marcas de lujo que se verían afectadas por este tipo de ventas no se han presentado como acusación.

El abogado defensor de este joven senegalés, Ernesto Estévez, lamentó la criminalización de esta actividad y aseguró que hay jurisprudencia del Tribunal Supremo que avalaría la absolución de Mamadou Y. No obstante, apuntó que «no existiría tal delito en el caso de que las copias fueran burdas, como es el caso».