Será tan grande como el del Retiro y tendrá, además, dos tipos de agua: la de Yesa, cuando por fin termine el nuevo abastecimiento desde el Pirineo, y la del canal, menos pura pero más utilizable para los fines de entretenimiento ciudadano que pretende darle el Ayuntamiento de Zaragoza. Se trata de un lago artificial que el consistorio va a montar en los antiguos depósitos de Casablanca, que conectará con el canal y permitirá hacer un corto trayecto en barca.

Aprovechando que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha remozado los depósitos en espera del agua del Yesa, y teniendo en cuenta que los proyectos de recuperación del canal llevan ya años de papeles sin que se vea ni una obra concreta, el departamento municipal de Infraestructuras ha decidido hacer definitivamente navegable uno de los 100 kilómetros del Imperial de Aragón.

Aún no se ha adjudicado la obra, pero el consejo de la Gerencia de Urbanismo aprobó ayer la exposición pública del proyecto y el teniente de alcalde de Infraestructuras, Ricardo Berdié, aseguró en todos los tonos posibles que contratará el asunto del macroestanque, su embarcadero y entorno a lo largo del 2005.

Para evitar problemas, Berdié ha partido en dos el proyecto original y ha puesto en marcha sólo la fase que no necesita expropiaciones; se hace todo sobre suelo públicos, lo que garantiza, según los técnicos, que el del lago no sea otro proyecto de nunca acabar.

La Expo aprieta y la necesidad de mostrar a los ciudadanos una ribera remodelada sea del Ebro, del canal o de cualquier otro brazo urbano de agua se ha convertido en una necesidad, porque los planes en papel se multiplican y al final, sin obra tangible, casi nadie sabe de qué se está hablando.

"Esta parte va a ser la más llamativa de todo el canal", explicaba ayer el edil Berdié. En el afán de evitar cualquier pega, el proyecto se ha enviado a Patrimonio de la DGA --la antigua conducción de agua es Bien de Interés Cultural-- y se ha debatido con el movimiento vecinal.

El nuevo lago y tramo navegable se situarán entre la Vía Hispanidad y la prolongación de Gómez Laguna, muy cerca de los depósitos de la actual potabilizadora.

Cuando los trabajos concluyan, la ciudadanía podrá disfrutar de un estanque con unas dimensiones como el del Retiro de Madrid. La superficie total, 200 por 200 metros, será de cuatro hectáreas, pero la navegación quedará restringida a una mínima parte, conectada con el kilómetro de canal sobre el que se va a actuar.

La peculiaridad del lago es que tendrá dos vasos y cada uno de ellos se llenará con agua de distinta procedencia. Este detalle, explicaron ayer los técnicos, no es gratuito; en la parte más grande del depósito se almacenará el agua de calidad que vendrá de Yesa para abastecer a toda Zaragoza, y bajo ningún concepto se podrá mezclar con el agua sucia del canal. Se podrá disfrutar con la vista, pero poco más.

Junto al vaso que la CHE ha arreglado para el suministro desde el Pirineo, el ayuntamiento construirá otro conectado con el canal, que se llenará con agua de este cauce. Por allí pasarán las barcas sin miedo a ensuciar el abastecimiento de boca.

En total, el gasto en primera fase del proyecto será de 8 millones de euros y la obra se ejecutará en14 meses. La segunda fase, que tiene previsto acondicionar otro kilómetro hasta las esclusas de Casablanca, en la Fuente de los Incrédulos, se queda aún sin salir del papel.