Las primeras lluvias otoñales han vuelto a disparar los índices de lindano en el barranco de Bailín, donde el pasado septiembre concluyó el traslado de los restos de pesticida desde el antiguo al nuevo vertedero. Los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), referentes al pasado lunes, indican que el alfalindano se ha elevado hasta 1.640 microgramos por litro, muy por encima de los 50 microgramos del tope legal en los vertidos. Al mismo tiempo, la suma de isómeros ha subido hasta 2.017 microgramos.

El fuerte incremento ha tenido inmediato reflejo en los niveles de restos de lindano detectados el pasado miércoles en el río Gállego. En concreto, en el embalse de La Peña se sitúan en 0,24 y en Ardida, en 0,25, respecto al valor máximo de consumo, que es de 0,20 en la suma de los isómeros.

Esta subida de la presencia de lindano se produce después de los picos de septiembre y octubre, cuando los índices fueron superiores a los permitidos pero muy inferiores a los últimos registrados. Con todo, eso no significa que los datos del lunes 3 de noviembre sean los más altos, dado que ha podido haber valores muy elevados no detectados.

LIMPIEZA DE LIMOS Fuentes de la CHE indicaron ayer que ahora el Gobierno de Aragón deberá proceder a un meticuloso análisis de los fangos y sedimentos depositados en el barranco de Bailín, donde la DGA ha instalado recientemente nuevos sistemas, a base de carbón activo.

A la vista de la experiencia es posible que las lluvias hayan removido los fondos del barranco de Bailín, un arroyo que desemboca en el Gállego al sur de Sabiñánigo. Y también cabe la posibilidad que el agua haya vuelto a producir escorrentías del vertedero antiguo, si bien este ya fue trasladado íntegramente al nuevo depósito.

Ecologistas en Acción ya había advertido de que las deficiencias en el traslado de los residuos de lindano del viejo al nuevo vertedero, así como el precario estado de conservación de los restos de pesticida y otras sustancias químicas, han convertido a Bailín en un peligroso foco de contaminación.

Ahora, al dispararse los niveles de lindano aguas abajo del Gállego podría volverse a prohibir el consumo de agua de grifo en las poblaciones que obtienen su suministro del río , pese a que hace muy poco tiempo que se levantó la restricción.

Asimismo, las localidades afectadas se reafirmarán en la necesidad de que se las dote de suministros alternativos para no depender de un río sometido a periódicos episodios de contaminación química.