Han decidido no conformarse con protestar en la calle y se han puesto a trabajar para combatir el alarmante estado de necesidad de cientos de familias. La Red de Solidaridad Popular, cuyo logo es un guerrillero que lanza una flecha con su arco, comienza a hacerse presente en Aragón, continuando un movimiento que ya se ha extendido por otras once comunidades autónomas.

"Además de manifestarnos, también tenemos que construir y actuar. Debemos reivindicar que existan servicios públicos de calidad, pero no podemos quedarnos con eso", explica Raquel Palacios, miembro de esta plataforma, quien se queja de la "dejación de funciones de la Administración" con los más desfavorecidos: "Se está dejando a mucha gente tirada en el camino", denuncia.

La agrupación, que en Zaragoza trabaja desde diciembre del 2013, plantea la solidaridad como "una forma de resistencia ante las políticas de recortes sociales". Su ideario habla de "movilización social y desobediencia civil", pero también de solidaridad popular "entre iguales", en la que aquellos que reciben una ayuda han de implicarse en la medida de sus posibilidades. "Queremos que tomen las riendas de sus vidas, que no esperen sentados.

Esta plataforma ha detectado el bajo estado anímico de las personas que atienden. "Se ha inculcado a la gente que tiene la culpa de lo que le ocurre. Muchos con la autoestima muy baja, con un gran sentimiento de culpabilidad. Tienen que recuperar su dignidad y autoestima y tener claro que no son culpables. No es un fracaso personal. Y no pude tirar la toalla", recalca Palacios.

Entre los principales proyectos de la Red de Solidaridad Popular se encuentra la consolidación de una dispensa solidaria para lograr lo que llaman "soberanía alimentaria". "No es un banco de alimentos. Aquí no hay diferencias entre activistas y gente que recibe. Una persona está bien, pero mañana puede verse necesitada. Y todo el mundo puede aportar algo", afirma. Es la "solidaridad entre iguales".

El funcionamiento es explicado en su web (reddesolidaridadpopular.org). Organizan la provisión comunitaria de alimentos y bienes de primera necesidad que recogen en locales y mesas informativas. Insisten en que no aceptan alimentos a punto de caducar "por dignidad". Reciben a las familias, analizan su problemática y, después de persuadirlas para que se involucren en alguna de las tareas que organizan, les entregan una bolsa de alimentos que está pensada para subsirtir un mes. "Vimos que los problemas individuales tienen un transfondo común. Por eso promovemos soluciones colectivas de apoyo mutuo", comenta.

El siguiente paso en su propósito de autogestión es conseguir un terreno para cultivar un huerto. También quieren trabajar en materia educativa. "Para septiembre estamos preparando clases de conversación para practicar idiomas y de apoyo a chavales que lo necesitan", adelanta. Y en materia sanitaria, trabajan con farmacias para recoger donaciones.

Una de las últimas iniciativas es la recogida de medicamentos y material médico para enviarlos a la franja de Gaza. Uno de los puntos en los que todavía se pueden entregar es el local de la plataforma, en la calle Oriente, 14.

Otro objetivo es revitalizar la actividad en los barrios. "Trabajamos en las Delicias, y estamos en contacto con otras zonas a las que queremos extendernos. Hace tiempo que se han vuelto muy poco reivindicativos y existe escaso apoyo social", analiza la representante de la Red de Solidaridad.

Donación de fruta

Su labor actúa de resorte para otras iniciativas solidarias. Una de las últimas ocurrió hace solo unos días en Fraga. Dos agricultores donaron 1250 kilos de fruta de los excedentes de su producción. "Querían ofrecer esta ayuda pero no sabían cómo encauzarla. Así que contactaron con nosotros", recuerda Xandru Sánchez, coordinador de IU en Fraga que sirvió de enlace. Un grupo de trabajo ayudó en la recogida de melocotones, nectarinas, alberges y paraguayos. El cargamento se repartió luego entre familias de Zaragoza a través de la Plataforma Solidaria Actur - Parque Goya, Stop Desahucios y la Asociación de Inmigrantes Saharauis en Aragón. Y con las piezas más maduras se elaboraron mermeladas y conservas.