Esto de revisar los actos del anterior Gobierno de España sería ocioso (y aun odioso) si el PP no se hubiera caído del guindo desde las excelsas alturas de quienes jamás se habían equivocado (o en todo caso se habían equivocado muy poco y muy bien). El PSOE, cuando la hincó en el 96, ya venía muy reparado de escandalazos y escandalillos y ya tenía ex-altos cargos en la trena o a punto de merecer. Pero con la derecha, hijos míos, todo iba bien y lo que no iba tan bien se disimulaba y se tapaba, de tal forma que a posteriori hay que echar la vista atrás para ver lo que de verdad pasó, porque si no no hay forma de entender el presente.

El AVE es un caso paradigmático. Sobre la marcha ya se veía que aquello no chutaba: primero unos fallos, luego una chapuza, después... un chapuzón. Mas es ahora cuando las auditorías y las reclamaciones mutuas entre el GIF y las empresas concesionarias nos sitúan ante un desastre en toda regla. Se lució Pacocascos, oigan. Supongo que estaría más acertado al adquirir obras de arte para Fomento en la galería de su última conquista amorosa.

Mal el AVE, mal el tema de la inmigración, mal las cárceles, mal la coordinación policial para luchar contra el terrorismo islamista, mal el proceso autonómico, mal los astilleros, mal el Plan Hidrológico... ¿Y la economía?, preguntarán ustedes. Pues, hombre, la economía ha ido aparentemente bien (para los especuladores del suelo, de maravilla), pero a base de incrementar el endeudamiento familiar hasta más allá de lo prudente. En todo caso, esta extraña situación precisa un vistazo retrospectivo, porque a nadie se le oculta que durante el cuatrienio 2000-2004, marcado por la mayoría absoluta popular , los españoles no nos hemos enterado de muchas cosas que estaban pasando. Siempre dije que el aznarato tenía sometida a la ciudadanía a una manipulación informativa sin precedentes. Pónganse pues las cosas en su sitio antes de seguir adelante.