El vacío legal que existe en torno a las charangas, que abundan cada vez más los fines de semana en el centro de Zaragoza, tiene como consecuencia que el control sobre esta actividad sea prácticamente inexistente. Ni se suele pedir autorización previa ni se concede en ningún caso, explicó ayer la teniente de alcalde de Servicios Públicos, Carmen Dueso, después de que el PP pusiera de manifiesto las "reiteradas quejas" de los vecinos del Casco y del centro de la ciudad.

Lo cierto es que las charangas llevan de moda apenas un par de años en Zaragoza para celebrar despedidas de soltero. Por unos 400 euros, los músicos recorren durante algo más de dos horas el centro de la ciudad, sobre todo la zona de la calle Alfonso y el Tubo, con grupos de jóvenes en plena celebración. En algunas tardes, como sucede en los últimos fines de semana como consecuencia del buen tiempo, son varias las que se cruzan en las calles de la capital aragonesa. "Es una actividad que puede ser simpática para algunos pero para otros es un infierno. Está a caballo entre las actividades musicales y las que generan contaminación acústica", indicó ayer el concejal del PP, Julio Calvo, en la comisión de Movilidad y Servicios Públicos.

Molestias

Las quejas vecinales desde luego no son generalizadas. O al menos no se transmiten a los grandes colectivos vecinales. "Hemos tenido alguna protesta porque ya proliferan demasiado. Los sábados por la tarde no se puede pasear por la calle Alfonso, el paseo Independencia y alrededores. Hay una gran permisividad. Se paran en medio, no hay espacio... Aparte de los ruidos...", indica el presidente de la Asociación Vecinal Cesaraugusta, Manuel Ortiz. "Están proliferando demasiado", asegura.

"No hay ley ni regulación que les prohíba andar por la calle, pero es una cuestión de tener en cuenta para que afecte lo menos posible al ciudadano. No se trata de que sean fiestas, sino que son todos los fines de semana", asegura Ortiz. Desde la FABZ, por su parte, aseguran no haber recibido ninguna queja por esta cuestión, aunque, recordaron, hay una mesa del ruido para tratar de modo general estos temas. Fuentes de la Policía Local indicaron que se recibe "alguna queja" y que la condición "itinerante" de las charangas complica realizar pruebas de sonometría para determinar si superan los niveles de ruido permitidos.

Dueso minimizó los problemas que pudieran generarse por esta actividad de ocio e ironizó sobre los intereses del PP en este asunto. "No se autoriza ninguna. Es verdad que este es un problema de primer orden en la ciudad y desde luego de los más importantes que tenemos en este país. Si tienen que ser legales o no, si se tienen que prohibir o no... Esto no es mi competencia", aseguró la responsable de Servicios Públicos.

Aunque las charangas no están reguladas específicamente, Zaragoza tiene una ordenanza contra el ruido que exige que este se produzca "dentro de los límites que exige la convivencia ciudadana".