Las negociaciones entre el PSOE y Podemos para la investidura de Javier Lambán como presidente de la DGA continúan en un ambiente de optimismo, aunque sin reuniones ayer, según fuentes consultadas, y con una sensación de falta de avances concretos que sustenten esas buenas sensaciones.

Así se trasluce al menos de lo poco que ambas formaciones, unidas en un pacto de discreción, dejan entrever. La concreción de cómo se va a conjugar la presencia de Podemos en el Ejecutivo autonómico, que estos exigen, con el inicial veto del PAR a su participación, continúa siendo de los principales escollos en las conversaciones.

En cuestión de programa no parece que vaya a haber mucho problema en llegar a un acuerdo, habida cuenta de que el PSOE cierra un documento ad hoc con cada socio, en principio no contradictorio con los demás. Aunque Podemos quiere que la negociación en este aspecto se desarrolle a cuatro bandas.

La complicación sigue estando en los puestos, y en algunas medidas aparentemente alternativas que se han puesto sobre la mesa, como concretar unos presupuestos que se ejecuten con seguridad en determinadas áreas. Algo difícil de dejar atado, más aún en un pacto de investidura. Para la formación morada, la manera de asegurar que se cumplan unas políticas es controlando la consejería correspondiente.