Cuesta encontrar edificios altos en la zona que rodea al Canal Imperial en el barrio de Casablanca. Esta zona de Zaragoza, que aglutina a los vecinos de la ciudad con más renta, está plagada de chalets, jardines, piscinas y zonas verdes que, un fin de semana por la mañana, hacen las delicias de los paseantes.

A pie de calle la sensación es muy diferente a la que se da en otros barrios de la ciudad. No hay comercios ni tiendas que, con sus persianas bajadas, recuerden que el covid está causando una crisis económica bien aguda. A cambio, las calles y el entorno del canal están plagadas de ciclistas que han salido a hacer ejercicio matutino. Todos con su maillot correspondiente. Cuesta, eso sí, que algún vecino responda a las preguntas. «Tenemos prisa, lo siento», se excusaron varios paseantes.

Cristian y Patricia viven en el barrio. Él es médico, por lo que trabajo, desgraciadamente según se mire, no le ha faltado. Aprecian de la zona la «tranquilidad» y explican que, entre sus vecinos, las consecuencias de la crisis apenas se perciben. «Muchos son jubilados y los que trabajan tienen sus puestos», decía él. Sus puestos asegurados, debería entenderse. Eso sí, últimamente no se juntan mucho. «Hacemos mucha menos vida social», comentaba mientras sus dos pequeñas miraban atentamente.

Mari Julián y Elena y Ángeles Bernal Salueña no viven en Casablanca, pero tampoco muy lejos. Las tres están jubiladas «y las pensiones las siguen pagando», así que, por suerte, no han notado la incidencia del virus en sus bolsillos, aunque sí en la salud de los suyos. «Mi marido ha fallecido este año y ninguno de mis hijos pudo venir al entierro porque estaban confinados por el virus», recordaba apenada Julián.

Y es que el virus, una vez llega, no entiende de clases. Aunque parece lógico pensar que disponer de un jardín propio y de amplios espacios en el barrio para pasear puede conllevar que los confinamientos se pasen algo mejor. «Veníamos comentándolo, menudas casas», decían dos amigas, María y Cristina, procedentes del barrio de Valdespartera. Allí, al sur de la ciudad, «hay más gente joven y con más problemas económicos», mientras que a lo largo del Canal «se nota que está todo más consolidado», decían. La estabilidad, cuestión de clases.