Aragón sigue creciendo como productor de pistacho, un producto que comienza a afianzarse como alternativa a los cultivos menos rentables, a pesar de que se trata de un sector prácticamente nuevo. «Poco a poco va en auge pero muy paulatinamente, quedan muchos flecos porque surgen muchas dudas a los productores», señala el presidente de la Asociación de Pistacheros de Aragón (Apistar), Ángel Morlanes, que, por otro lado, también es una agrupación de reciente creación y tiene a día de hoy 83 socios.

Morlanes explica que las primeras plantaciones de este fruto apenas llevan diez años en Aragón porque se está «empezando» y no sucede como en Ciudad Real, que es el «centro neurálgico» de este fruto y donde llevan más de 30 años dedicándose a este producto, cada vez más demandado por otro lado. Sin embargo, la capacidad de terreno aragonés para este cultivo ha ido creciendo exponencialmente en los últimos años. A finales del año 2019, había unas 634 hectáreas destinadas al pistacho, cuando «hace diez años igual no había ni tres», expresa Morlanes.

Todavía por conocer los datos de la extensión de estos campos en el 2020, lo que sí se sabe es la cantidad de pistacho producida la campaña pasada que, según el presidente de Apistar, estará en torno a los 600 kilos recogidos. La producción, por el momento, es pequeña pero se debe a que las primeras plantaciones «fueron muy pequeñas, eran más experimentos que pruebas comerciales», recalca Morlanes.

Año «atípico»

El 2020 no resultó normal para nadie. La pandemia del coronavirus destrozó la economía y afectó seriamente a la sociedad, y eso, para un sector que estaba en crecimiento, nunca son buenas noticias. El presidente de Apistar reconoce que fue un curso «atípico» porque tuvieron que cancelar todas las actividades de promoción del sector, entre cursos y charlas y, además, no pudieron celebrar la asamblea anual de socios.

En lo económico y el cultivo, «no hemos parado» asegura Morlanes, aunque «por el temor de los mercados y la incertidumbre, los precios del pistacho fueron a la baja», afirma el presidente de Apistar. No obstante, a pesar de la difícil situación, desde este sector indican que tienen esperanzas en el futuro, partiendo de un proyecto «enorme» y en colaboración con la Caja Rural de Teruel, UAGA, y otras entidades para fomentar la producción del pistacho.

Estudio en marcha

«Queremos realizar un estudio y un mapa climático para que la gente pueda saber las condiciones que tienen en cada zona o las variedades que existen. En definitiva, una guía de cómo funciona la plantación de pistacho en Aragón», enfatiza Morlanes.

Asimismo, otro de los atractivos en este sector en vistas al futuro es el interés o la posible llegada a la comunidad de Borges, a través de su Proyecto Pistacho Borges Agricultural and Industrial Nuts . Una cooperación vertical con productores que ofrece una alternativa para la mejora de la renta agraria, proyecto que en el 2022 podría alcanzar las 500 hectáreas, y que tiene más de 50 productores adheridos de las provincias de Huesca, Lleida y Tarragona. «Que una empresa grande como Borges se fije aquí es positivo, pero creo que es mejor que el propio agricultor se beneficie de lo que produce», añade Morlanes. «Las oportunidades son buenas, un clima en el que puede darse bien el cultivo y los precios son interesantes, además de que el consumo del pistacho está en auge», apostilla el presidente de los productores en Aragón.