La plaga de conejos que afecta a varias comarcas aragonesas corre el riesgo de dispararse de nuevo si se mantiene durante mucho tiempo la limitación de la caza por la crisis del covid-19. Por este motivo, las entidades agrarias y los consistorios afectados reclaman que el veto a la circulación de personas contemple excepciones para el control de la población de estos animales que provocan numerosos daños en las cosechas.

En los campos de zonas como el Campo de Borja, Vadejalón o el Bajo Cinca, entre otras comarcas, la situación era de alarma. Eso provocó que el Gobierno de Aragón publicara un plan de caza extraordinario que se aplica en un centenar de municipios gracias al cual antes de la reclusión forzosa ya se habían abatido cerca de 200.000 ejemplares, según los datos que maneja la consejería de Agricultura.

En estos momentos los agricultores temen que todo lo conseguido no sirva para nada, sobre todo por la rapidez de reproducción de la especie. Los partos se gestan en menos de dos meses y esta es una época propicia para las camadas. Sobre todo si pueden pasear por los campos recién sembrados y por las zonas de frutales.

«A los conejos ahora no los molesta nadie, van por los campos con total confianza», asegura un agricultor de guisantes y alfalfa en Calatorao, Arturo Pérez. El sentimiento al acudir a las fincas para realizar las tareas que sí están permitidas es de impotencia. Por eso la petición que llega desde los caminos tiene que ver con la urgencia, aunque saben que será complicado. «En Castilla y León ya se intentó una moratoria que no se aceptó», señala.

En Épila hasta que se decretó el confinamiento se pagaba por cada uno de los ejemplares capturados para atajar los daños. «Ahora estamos pendientes de atajar el virus, pero cuando se vea la luz habría que atender esta situación», reclama el alcalde, Jesús Bazán.

Los cuatro principales sindicatos agrarios de la comunidad (Uaga, Asaja, UPA y Araga) ya han tomado nota de este tipo de reclamaciones. En una reunión con el Gobierno de Aragón para tratar los retos del sector de cara al confinamiento, los portavoces de las entidades ya trasladaron la necesidad de abordar el problema. Sin embargo, reconocen que la situación no es sencilla. «No somos muy optimistas de que por ahora se vayan a tomar medidas al respecto», señala el responsable de UPA, José Manuel Roche.

SEGURIDAD

Todos los implicados destacan que el problema de las plagas es algo estructural. Al exceso de conejos se suman los problemas que provocan los jabalíes, que están relacionados con lo agrario pero también ponen en riesgo la salud por enfermedades como la peste porcina o con la seguridad vial. Desde el Gobierno de Aragón consideran que el estado de alarma deja claro qué está permitido y qué no, sobre todo tras el endurecimiento de las medidas.

Antes de que se produjera el confinamiento el decreto que permitía la caza indiscriminada de conejos estaba dando sus primeros frutos, puesto que en 166 cotos, un 66% del total, ya han experimentado un descenso de los daños agrícolas en un 57% desde el inicio del plan. Los datos se extraen del primer informe que los titulares de los terrenos cinegéticos presentaron al Gobierno de Aragón y que cada dos meses deberían haber ido actualizando.

La sobrepoblación de conejos afecta a casi todo Aragón. La causa de su abundancia se debe a varios factores, entre ellos la despoblación rural y también al hecho de que ha descendido el número de aficionados a la caza. A ello se une que, progresivamente, se han ido abandonando terrenos antes dedicados a la agricultura, con lo que se ha formado una cubierta vegetal de monte bajo y maleza que ayuda a la proliferación de estos roedores, sobre todo en las cercanías de las vías de comunicación. H