La semana que hoy comienza será decisiva para perfilar ese equipo de Gobierno PP-Cs en el Ayuntamiento de Zaragoza con el que dar carpetazo a las disputas de si Vox asume o no competencias delegadas en el mismo o si se sienta finalmente a la mesa con las personas que designen Jorge Azcón y Sara Fernández, alcalde y vicealcaldesa, respectivamente. Presidir las juntas de distrito era un excelente antídoto para aplacar el órdago in extremis, pero toca hablar en serio del papel que la ultraderecha va a asumir en la gestión ordinaria y llevar a la práctica un acuerdo que tiene algo más que esos 50 puntos entre los conservadores y la formación naranja. Ese reparto de sillones tan demonizado al que ambos tienen dadas ya las líneas maestras y que, a falta de los últimos retoques -quizá hoy mismo o mañana-, se encamina hacia nueve grandes áreas de gestión.

No es tarea sencilla, y se tendrá que explicar muy bien los pasos a dar, pero hay dos grandes competencias que miden el peso en la gestión del ayuntamiento: Hacienda y el Urbanismo. La primera ya tiene inquilino decidido: las finanzas las manejará el PP. La otra es el Urbanismo, y ahí no hay tanta nitidez. Las prisas de última hora dejaron aparcada una decisión que estos días será capital, y sobre la que la formación que dirige Sara Fernández no ha querido tirar la toalla. Al final, se decidirá troceando en dos un área que incluye Infraestructuras, Ciclo Integral del Agua, Equipamientos, Vivienda y Arquitectura, además de las funciones propias de la Gerencia de Urbanismo. Dos nombres, uno de cada partido, estarán al frente de cada una de esas dos mitades.

TRANSVERSALIDAD

La estructura que se aprobará en las próximas horas define, aseguran las fuentes consultadas por este diario, dos conceptos que PP y Cs quieren poner de manifiesto. Por un lado, la «transversalidad», así lo denominan los conservadores, que consiste en que las dos formaciones «participen de concejalías delegadas dentro de las áreas que dirige el otro». Por ejemplo, dentro de Participación Ciudadana, crear una delegación de Barrios Rurales. No será al 50% en todas pero habrá esa coparticipación en casi todas ellas. El otro elemento que desean remarcar es el equilibrio de fuerzas, a trasladar a sociedades y patronatos.

Otra cosa será cómo ordenar todas esas grandes áreas en las «tres o cuatro comisiones» de pleno que darán lugar a esos macrodepartamentos de un Gobierno en el que cada partido ya han mostrado sus preferencias a asumir. Al parecer, la sintonía es máxima. En este sentido, los conservadores ya tienen prácticamente adjudicadas cinco de las competencias que siempre han tenido más peso: Hacienda, Servicios Públicos, Movilidad, Acción Social y la Policía Local.

Por parte de la formación naranja, la apuesta más clara es la de asumir Cultura. Porque va a tener peso específico (ZeC la integró en Hacienda) y porque es uno de los anhelos del concejal de Vox Julio Calvo, dando un portazo a esa opción. También pretende Mujer e Igualdad y da por adjudicadas las de Participación Ciudadana, Turismo, Economía y Empleo, Comercio y Mercados.

Aún así, esas pinceladas están a expensas de posibles movimientos con Vox, a quien ayer el alcalde Jorge Azcón, en su primer acto oficial haciendo un homenaje a José Atarés, defendió. Se negó a aplicarle un «cordón sanitario» y aseguró que conoce a Calvo -estuvo en su grupo del 2011 al 2015-, y «no es ningún extremista». «No me ha dicho ninguna cosa que no pueda defender cualquier persona con sentido común», remarcó.