El Gobierno PP-Cs desveló por fin la subida del autobús y el tranvía prevista para el 2020. Un incremento en las tarifas que no se producía desde el 2013 y que se traduce en que «a partir de febrero» el billete más utilizado, el de la tarjeta bus, se encarecerá un 2,7%. Los 74 céntimos de ahora serán 76 entonces, un aumento superior al IPC interanual del transporte, y que será compensado con el abaratamiento, en 2,95 euros menos, del abono mensual, que pasará de costar 42,95 euros a solo 40. Un 6,8% de rebaja que ayuda a que el promedio de todas las tarifas para el 2020 se quede en un aumento del 1,68% que defendió ayer la responsable de Servicios Públicos, Natalia Chueca. Porque ese porcentaje sí estaría por debajo del índice de precios del transporte público.

A estos cambios en los precios del autobús y el tranvía se suma otro, el del billete sencillo, que pasará a costar 1,40 euros en febrero, 5 céntimos más que ahora y un 3,7% de encarecimiento. Aunque en este caso, es imposible que, si se decide subir, no lo haga de cinco en cinco.

MÁS A MÁS GENTE

Existen dos claves importantísimas en esta propuesta aprobada ayer por el Gobierno municipal y que supone la primera subida del precio del billete de los últimos seis años. Por un lado, tal y como destacó Chueca, esa congelación de las tarifas ha conseguido que, con el incremento de los costes, la subvención al transporte público que paga el consistorio de las arcas públicas esté por encima del 50% deseable, es decir, que la mitad de los 126 millones al año que cuesta la abone el erario público y la otra mitad, el usuario. «Si no se actualizara el precio podría llegar al 55% o al 60% e impide implementar con mejoras el servicio», argumentó.

La segunda clave es la forma en la que trasladar a los zaragozanos una subida del billete que solo persigue obtener «950.000 euros más» que se van a ingresar así en el 2020 con la recaudación del bus y el tranvía. Para llegar a ese 50% de subvención, se habla de un 1,68% de media para respetar ese IPC que el alcalde Jorge Azcón se marcó como techo, pero no se logrará de forma lineal. La subida del 2,7% en la tarjeta bus y ciudadana se aplica a una modalidad de pago que se emplea en el 53,5% de los usos, un total de 63,89 millones de viajes de los 119.237.404 registrados en el 2018, por ejemplo. Mientras que con 63.419 abonos mensuales, se realizaron 5,99 millones de trayectos, solo un 5%. Un porcentaje idéntico a los que se hicieron con el billete sencillo, 5,8 millones de usos.

«Es necesario actualizar las tarifas pero manteniendo el compromiso de no superar el IPC y premiar al usuario habitual», explicó Chueca, que confirmó la congelación de los abonos trimestral y anual, y admitió su apuesta por fomentar la adquisición del «infrautilizado» mensual para fidelizar viajeros. Además, se ve como una revisión «muy favorable» y razonable, ya que recordó que la última subida, del 2013, fue «del 5,21%» y «el año anterior, del 19%».

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN

La izquierda en el ayuntamiento cargó ayer contra una subida que llevaban tiempo augurando. Desde el PSOE, la edila Inés Ayala lamentó la «nula sensibilidad medioambiental del alcalde» y que pretenda «que su gestión los próximos cuatro años la paguemos los zaragozanos que usamos el transporte colectivo». Por parte de ZeC, Alberto Cubero criticó la «regresividad» del Gobierno PP-Cs a la hora de buscar los ingresos, ya que los perjudicados pertenecen a «los sectores más populares de la ciudad».

«Aunque parezca una nimiedad, no lo es a fin de mes en un núcleo familiar de cuatro personas. Ven el ayuntamiento y el servicio público como una empresa», criticó Fernando Rivarés, de Podemos-Equo, que lamentó ese «afán mercantilista y protección del coche».

MÁS DINERO PARA AVANZA (Y ¿EL TRANBÚS?)

En la misma reunión del Gobierno PP-Cs celebrada ayer se aprobó el incremento del número de kilómetros que va a realizar Avanza a lo largo del año próximo, un total de 432.000 para mejorar el servicio, explicó la responsable de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca. Un aumento que significaría añadir un 2,7% de kilómetros más a los más de 19,38 millones que actualmente se realizan. La concejala conservadora admitió que esta medida supondrá un gasto adicional de «casi dos millones más», lo que representaría duplicar la cifra en que se estima elevar la recaudación con la subida del billete sencillo y la tarjeta bus.

Esta medida tiene una finalidad muy concreta, «facilitar y atender demandas ciudadanas en zonas que no están suficientemente bien atendidas y mejorar el eje este-oeste». Este último, entre Delicias y San José o Las Fuentes, es el que antes iba a cubrir la segunda línea del tranvía, recientemente enterrada al rescindir el contrato para hacer el proyecto constructivo. Lo único seguro es que el itinerario será diferente.

Sin embargo, Chueca no aclaró si este trayecto se cubrirá con la que sería la primera línea de alta capacidad de autobús, o el llamado tranbús que siempre ha defendido el PP municipal. Lo «más inmediato» será reforzar la línea 21 (plaza Mozart-Oliver), y alguna línea más que se está valorando. Pero el resto, el grueso de esos kilómetros, se aplicaría «a partir de julio». Se verá conforme avance el ejercicio, después de que también ayer se impulsara la revisión del Plan de Movilidad Urbana Sostenible.

También en la reunión de ayer se aprobó pagar a Avanza la liquidación del 2018 por ajustes de inversión, que se traducirá en el desembolso de 6,7 millones de euros a favor de la compañía. Un gasto que, aseguró Chueca, fue acordado por el anterior Gobierno de ZeC sin incluirlo en la contabilidad del 2019. Además, se aprobó una encomienda de gestión al Consorcio de Transportes para que a partir del 2021 la DGA financie las líneas rurales que ahora paga al 100% Zaragoza.