En plena crisis del coronavirus, con los servicios ferroviarios muy mermados por el confinamiento del estado de alarma y que siguen sin recuperarse, otro de los problemas endémicos de la red aragonesa ha empezado a cobrar importancia en las últimas semanas. Cuatro averías en solo 15 días que han dejado tirados a los pasajeros de líneas como las de Canterano o Teruel y a bordo de trenes como el tamagochi

Las dos últimas, procedentes de Galicia, ya están en circulación. ¿Y dónde? Precisamente en las líneas de Canfranc y Teruel, donde la gran novedad en la respuesta de Renfe a las incidencias no está siendo traer material rodante nuevo, sino ponerlo a funcionar en doble composición, dos unidades enganchadas en el mismo trayecto. Y no es porque la demanda se haya incrementado de forma sorpresiva y haya que ganar capacidad y asientos, sino para que si se averían, se puedan desenganchar y seguir el camino en el vagón que sí funcione.

Este es, en resumen, la foto fija que tiene que asumir la comunidad en cuanto a la disposición de la compañía a mejorar las prestaciones de la línea. Adif sigue ejecutando tramos del futuro corredor Cantábrico-Mediterráneo y levantando limitaciones de velocidad en los tramos deteriorados de la línea de Teruel, mientras Renfe pone trenes de más de 40 años (aunque los revisa y repara constantemente) en las vías para un trayecto que sigue durando cinco horas entre Zaragoza y Valencia. Mientras las incidencias se repiten y, será casualidad, pero en las últimas semanas con una preocupante asiduidad, hasta en cinco ocasiones en el plazo de 25 días.

La respuesta de Renfe, la de siempre: son trenes que la compañía tiene disponibles en la flota de toda España, no hay trenes de Aragón o de otras comunidades sino que es material rodante que va moviendo de una a otra en función de las necesidades del servicio, que garantiza las prestaciones del servicio que se realiza y, sobre la novedad de la doble composición, que se hace «para minimizar al máximo las posibles afecciones a los viajeros en caso de avería». Y no tener que esperar a que un autobús llegue hasta el punto donde el tren se queda parado para llevar los viajeros a destino por carretera, que es lo que sucede ahora.

NINGUNO ES NUEVO

Sin embargo, Renfe ya trabaja en un plan alternativo para los tamagochi para las líneas de Canfranc y Teruel. Son los TRD, o Serie 594 de la compañía, remodelados y con nuevas prestaciones en los que una de sus principales ventajas es el fácil acoplamiento entre unidades para poder circular en doble composición. De momento hay solo una unidad en Aragón, la que se está utilizando para dar cursos de formación a los maquinistas, pero pronto, a lo largo de este año o principios del 2021, será el tren que circule por ambos ejes ferroviarios. Y es que la empresa los tiene ahora mismo en Lérida, donde se están revisando para garantizar un estado óptimo antes de entrar en servicio.

Estos nuevos TRD no son tan nuevos. En realidad se empezaron a utilizar en España a finales de los años 90, por lo que ya superan los 20 años de antigüedad, y que fabrica la compañía CAF para Renfe. Es un tren similar al IC3 danés que también se utiliza en Israel o Suecia y del que en España hay más de 20 unidades. Lo que ocurre es que destinarlos a Aragón cuando se lleva trabajando en la compra de material rodante nuevo para toda la red estatal, supone dar carpetazo a la posibilidad de disponer de vehículos nuevos a corto plazo para los servicios regionales o de Media Distancia que circulan por la comunidad. Otra de las ventajas que aportarán estos TRD será la eliminación de los problemas de humos que sufren los tamagochi y que critican sus usuarios.