STEA denunció ayer el trato de favor que se está dando a la concertada y mostró su «decepción» por la posibilidad de que el cierre de clases afecte a 10 aulas. «En cuestión de semanas hemos pasado de la expectativa de cerrar unas 50 aulas redundantes a 28 aulas y, después, a racionalizar la concertada eliminando solo 10 aulas e incluso menos. De victoria en victoria hasta la derrota final», expuso.

El colectivo aventuró el resultado y señaló que, dado que el 15 de abril finaliza el plazo para renovar o solicitar nuevos conciertos, «la concertada perderá solo las vías absolutamente insostenibles».

STEA consideró que «la cuestión de la concertada tiene calado y tocarla es molestar muchos intereses creados. La guerra está perdida de antemano», señaló.

Por su parte, el sindicato FSIE, mayoritario de la enseñanza concertada en Aragón, advirtió ayer de que el cierre de aulas puede suponer «matar una vía entera» en algún centro concertado que funcione y tenga dos vías y de esa formar dejar de ser viable. Esa es la principal preocupación y no el proceso normal por el que todos los años se pueden cerrar aulas. «La sociedad se mueve», dijo Jesús Gil, secretario de FSIE, tras una reunión en las Cortes con el grupo parlamentario del PAR.