Degna tiene diez años, una sonrisa enorme y muchos sueños por cumplir. Llegó el martes a Zaragoza acompañada de los 149 niños saharauis que, como ella, participan en el proyecto Vacaciones en Paz que desde hace siete años la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui Um Draiga viene desarrollando en Aragón. Gracias a ésta y a otras organizaciones, Degna ha podido cumplir ya uno de sus sueños: "Montar en un avión".

El pueblo de Degna lleva casi 30 años despojado de su tierra, abandonado a su suerte y diseminado sobre las dunas del desierto. Durante la etapa colonizadora, España hablaba del Sahara como una provincia más, y de los saharauis como hermanos, pero en 1975 firmó un acuerdo con Marruecos y Mauritania, les entregó este territorio, cogió sus maletas y se marchó. Marruecos, aprovechando la ocasión, se adueñó del Sahara y masacró a muchos de sus habitantes. Otros pudieron escapar y, desde entonces, viven en campamentos de refugiados en una continua huida.

Ante este desolador panorama, han surgido voces contra tal injusticia. Así, este año, el proyecto ha conseguido traer a España 8.700 chavales, entre los 8 y los 14 años. Aragón se encuentra entre las comunidades autónomas que menos niños acoge: 150. A Andalucía, por ejemplo, han llegado casi 4.000 y al País Vasco o Cataluña unos mil. En este sentido, César Carbonell se mostraba ayer preocupado por esta situación: "No sabemos por qué pasa esto. Quizá no sabemos llegar a los aragoneses, pero de todas formas tenemos que tener en cuenta la población de nuestra comunidad y que el proyecto sólo lleva siete años aquí".

A Degna, que lleva dos años seguidos viniendo, lo que más le gusta hacer cuando está en Zaragoza es ir a la piscina. "Me divierto mucho tirándome de formas y jugando con mis amigos. Llevaba un mes soñando con estar ya aquí para beber mucha coca cola, que me encanta".

Aunque los niños llegaron el martes a Zaragoza, no fue hasta ayer cuando durmieron por primera vez en casa de sus padres adoptivos. Antes, la asociación informó a las familias sobre la atención "especial" que deben tener los chavales. "Hay que tener en cuenta que para los niños todo es nuevo. Nunca han visto un enchufe, una señal de tráfico o una piscina", comentó Carbonell. "Por eso es de vital importancia --advirtió-- estar siempre pendientes de ellos. Una condición fundamental para las familias es disponer de las 24 horas del día".

Los Capapey García, quienes se han decidido a acoger este verano un niño por primera vez, era una de las familias que cumplía a rajatabla esta condición. El matrimonio se mostraba ayer "muy ilusionado" por participar. "Nos enteramos por unos amigos que nos hablaron muy bien de su experiencia. Tenemos una hija de 27 años y ya lleva su vida, así que podremos atenderlo muy bien", afirmó Lucía. "Es la tercera vez que vamos a adoptar. La verdad es que te engancha; les ayudamos, pero ellos te dan mucho más", señaló a su vez Pilar Calvo mientras, acompañada de sus hijas, besaba a su nuevo hijo .

Los 150 niños, que han sido agraciados con este viaje "por sacar buenas notas", realizarán además una serie de actividades que la asociación ha organizado para "unir unos días a padres y niños en una gran familia ". Así, tienen previsto una visita al Parque de Atracciones, al consistorio y una jornada en el pirineo o en la playa.

"Uno de los objetivos del proyecto es que los chavales sean embajadores de la causa de su pueblo", afirma Carbonell. Degna, quizá no entienda de embajadas y política, pero sí de sonrisas. Ese es un lenguaje universal.