El Juzgado de lo Penal número 7 de Zaragoza acordó ayer la expulsión del país de tres asaltantes de casas, los georgianos Zaza Moniaba y Alexander Songulasvili y el búlgaro Luca-Hristov Kuzmenko, autores confesos de cinco robos en viviendas de Zaragoza entre los días 22 de febrero y 7 de marzo del año pasado, cuando fueron detenidos. La expulsión sustituye a los cinco años y medio de prisión --seis meses por pertenencia a grupo criminal-- que les impuso el juzgado por los asaltos, que generaron un daño económico superior a los 23.000 euros.

La Fiscalía, que pedía penas similares al inicio del procedimiento --cuatro meses más de prisión por la integración en la banda--, se oponía inicialmente a sustituir la pena de prisión por la expulsión en el caso de los georgianos, pese a que ambos eran inmigrantes irregulares. Consideraba que "razones de justicia internacional en relación con la gravedad de los hechos y la peligrosidad de los mismos" aconsejaban que cumplieran la pena en España. Pero un pacto alcanzado por la penalista Olga Oseira permitió conmutar la prisión por la deportación.

Todo ello pese a que, según el criterio inicial del ministerio público, "se trata de personas agrupadas" para "la comisión sistemática de todos los robos en casas habitadas que les sea posible, con el consiguiente riesgo de que los hechos se conviertan en delitos contra bienes personales". Además, el informe pericial y los datos telefónicos indicaban "la comisión de otros varios hechos tanto en Zaragoza como en otros lugares del territorio español".

En ellos estaban cuando, según los hechos que reconocieron, la Guardia Civil les paró en un control, el 7 de marzo del año pasado, y les encontraron un buen número de efectos robados, el material que utilizaban para reventar las puertas y cerraduras --pata de cabra, destornilladores, llaves inglesas, un taladro eléctrico...-- y dinero, también dólares americanos, procedentes de otros robos. Las joyas las llevaban ocultas dentro de un calcetín oculto en el filtro del aire.