La iglesia de la Magdalena de Zaragoza ha vuelto a ser objetivo de los vándalos. Apenas tres semanas después de que reabriera sus puertas, tras 17 años cerrada, las paredes del templo aparecieron hace unos días con grafitos.

No es la primera vez que esta obra arquitectónica mudéjar es utilizada por los gamberros, que se ceban con esta iglesia han utilizado sus muros en más de una ocasión para plasmar sus mensajes políticos y en contra de la institución.

El ayuntamiento ha interpuesto en los dos últimos años más de 40 sanciones por pintar en las paredes. Un equipo de FCC limpieza se decida en exclusiva a la eliminación de estos grafitos que, en la mayoría de las veces, contienen mensajes ofensivos. El año pasado se impusieron doce multas por pintadas y ocho por grafitis, mientras que en el 2017 fueron doce y siete, respectivamente.

El templo ha estado 17 años cerrado. Son los que ha costado rehabilitar un templo con muchos años y dañado por las humedades, que acabaron por debilitar la estructura. La restauración se ha dividido en cuatro fases diferentes.

La restauración ha supuesto una inversión total de 4,4 millones de los que el 44,8% han sido sufragados por la Archidiócesis de Zaragoza, el 30,3% por el Gobierno de Aragón, el 16,8% por el Ministerio de Fomento (en esta última fase) y la obra social de la CAI que aportó (lo hizo en la fase inaugural) un 8,2%.

Tras su reapertura, la iglesia ofrece dos eucaristías diarias, a las 9 y a las 19.30 horas mientras que los domingos y fiestas habrá cuatro (9.11, 12.30 y 19.30 horas). Además también se puede subir a su torre mudéjar, esa que se ve desde varios puntos del Casco Histórico y que por la noche luce de forma especial.

Pese a su valor histórico y patrimonial, sigue siendo objetivo de los vándalos.