La ruptura definitiva entre Podemos Aragón y Zaragoza en Común (ZeC) desencadenó la tormenta ayer en la planta noble del ayuntamiento de la capital aragonesa. El Gobierno de Pedro Santisteve aprobó una decisión tomada de antemano y a la que solo había que darle forma: la marcha de los dos cargos de confianza que la formación morada tenía en la casa consistorial. El alcalde, Pedro Santisteve, confirmaba el cese fulminante del coordinador general del área de Alcaldía, Iván Andrés, número 4 de la candidatura que lidera Violeta Barba. A continuación, el asesor técnico del grupo municipal Guillermo Lázaro, también de la formación podemista, presentaba su dimisión al portavoz, Pablo Muñoz, y se formalizó una salida «de común acuerdo», manifestó la confluencia en un comunicado.

En pocas horas se culminaba una marcha forzada por el calendario de las elecciones generales y una campaña electoral que comenzó la pasada medianoche. Y centraba todos los focos en el responsable de Economía y Cultura, Fernando Rivarés, que pese a ser número 2 de Barba, anunció que no dimitirá. Se aferra a su acta de concejal, por «ser cargo electo» y otorgarle un sitio en la corporación que nadie salvo él le puede quitar, para apelar a su «compromiso con la ciudad» y decirle a todo el Gobierno, del que es portavoz, que se quedará hasta el final. Y a la vez considerar «normales» los ceses de los dos cargos de confianza de Podemos en la confluencia, ahora sus compañeros suyos de partido y de candidatura para desbancar a Santisteve en las próximas elecciones.

«SANOS DEMOCRáTICAMENTE»

Son, dijo, «sanos democráticamente» y «lógicos» por haber emprendido un proyecto político distinto. El mismo argumento que podría aplicarse a él mismo, en idénticas circunstancias que Andrés y Lázaro (al inicio de la campaña electoral) pero que no es motivo suficiente en su caso para dimitir. Lo único que sí podría hacer el Gobierno municipal es relevarle de sus funciones, pero no está sobre la mesa por ahora. De hecho, el portavoz de ZeC, Pablo Muñoz, destacó en un comunicado que «tras el actual escenario de no confluencia con Podemos» ambos ceses se dan «de común acuerdo con los implicados» y se han «tomado y aceptado con toda la lógica y naturalidad».

Santisteve reunía a las 8.30 horas al Gobierno de ZeC. Solo dos ausencias, el propio Rivarés y la recién nombrada concejala Adriana Caridad (sustituyó a Teresa Artigas tras su marcha voluntaria alegando motivos personales). Una reunión urgente para aprobar el cese fulminante de Iván Andrés. El propio alcalde se lo comunicó minutos antes en su despacho. Y llegaba solo un día después de formalizarse por parte de Podemos la ruptura de cualquier opción de ir junto a la confluencia en las próximas elecciones del 26 de mayo.

Pero la decisión del cese se gesta horas después del anuncio de la formación morada, cuando Iván Andrés solicita un permiso para incorporarse a la campaña electoral que se inicia hoy para las generales del 28 de abril. Como funcionario, por ley, ZeC estaba obligado a concedérselo, pero para suavizar la decisión, ambas partes acordaron hacer efectivo el cese como coordinador de Alcaldía al día siguiente de los comicios, el 29. Así que su destitución no será inmediata, pero no era una dimisión, sino un cese y motivado con la «pérdida de confianza» del alcalde Santisteve. Las formas dicen mucho en estos casos. Ese mismo día 29 se aplicará la marcha de Lázaro como asesor del grupo municipal, que en su escrito argumentaba «motivos políticos».

El Gobierno de ZeC anunció también en la reunión de ayer la persona que sustituirá a Iván Andrés. Y Santisteve ha elegido, precisamente, a una de las personas de confianza de Rivarés. El coordinador general de Economía, Miguel Ruiz, compaginará sus funciones en este cargo con las de jefe de gabinete de Alcaldía que hasta ahora desempeñaba. Las lecturas políticas de esta decisión son múltiples, pero desde el Gobierno de ZeC solo explicaron que obedece a motivos de capacitación profesional, no subyacen otros intereses. Será la persona de confianza de los dos.