Ni las obras del tranvía en el centro, ni el déficit de plazas disponibles, ni la crisis económica ni la reducción del tráfico privado. La zona azul y naranja en Zaragoza funciona a pesar de todas las vicisitudes que ha ido denunciando la concesionaria que gestiona este servicio en la capital aragonesa. Y una buena muestra de ello es el resultado de la explotación en el 2013, cuyo ejercicio se cerró con un 19,5% de incremento en los beneficios que esta actividad genera con respecto a la estimación inicial realizada por el propio consistorio. El ayuntamiento estimó que la recaudación obtenida le proporcionaría 600.000 euros anuales, al margen de cubrir los costes de funcionamiento, y finalmente se ha concluido con 717.000.

Una cantidad que le corresponde solo al ayuntamiento como parte de ese 80% de los beneficios resultantes del servicio. El otro 20% le pertenece, por contrato, a la concesionaria Z+M, que se ha embolsado más de 179.000 euros por este mismo concepto. Al final, aparte de cubrir los costes del servicio, la zona azul proporcionó un superávit de casi 900.000 euros.

Aunque para IU estos datos tienen trampa ya que consideran que "la concesionaria está incumpliendo los pliegos en materia de personal". Así lo manifestó ayer a este diario el concejal Raúl Ariza, quien anunció que le pedirá "explicaciones" a la responsable de Servicios Públicos, Carmen Dueso, sobre "por qué se le permite a la empresa tener contratadas solo a 91 personas, cuando al recibir la contrata tenía ya a 110 empleados y para cumplir con su oferta debería contar con más de 120". Esto está generando tensiones entre la dirección de la empresa y la plantilla que podrían acabar en protestas.

El edil trasladará esta cuestión a la comisión, en la que pedirá "hacerle una auditoría". Porque el déficit de plazas "no justifica" no cumplir con su compromiso, "ni explica que preste el mismo servicio que la anterior con menos personal".