Yo siempre he sido un chico sencillo, nacido en una familia humilde. Aun así siempre he tenido todo lo necesario para ser feliz. He trabajado duro toda mi vida por lograr mis sueños. Pero ella... Ella es la persona más maravillosa que he visto en mi vida. Es preciosa, con un mar reflejado en sus ojos y una sonrisa como un arcoíris. Es lo que siempre he soñado. Es mi media naranja. Pero mientras yo siempre he vivido con lo justo, ella ha tenido eso y mucho más. Viene de una familia rica. Pero ella es diferente. Sí, lo es. A ella le gustan las pequeñas cosas de la vida. Por eso estoy tan enamorado. Nunca había sentido nada igual. Aunque sus padres no piensen lo mismo. Su padre no me quiere ni un minuto al mes, y su madre le prohíbe la palabra «Andrés». Sé que esperan que sea el chico perfecto, y no les gusta de dónde vengo, y no les gustan mis modales. Ya sé que no hay flores para ella o vino para él. Y ya me he dado cuenta que no hay cara que ponga que les siente bien. Yo me he esforzado por hacer que me acepten, ya que de verdad la quiero y son muy estrictos con ella. Y hay algo que no sabe, déjeme explicar, y es que cuanto más le prohiba, más le va a gustar. Y aunque no les guste a ellos, ella está enamorada de mí. Soy el primer chico con el que está, y estoy tratando de hacerlo todo bien. Al no haber sentido nunca nada igual, quiero que lo nuestro sea de otro mundo. Aunque ya lo es. Sí, lo nuestro es especial. Así que, si no le importa, me voy volando con su hija a otro lugar. Porque mi paraíso es su paraíso. Porque, cariño, no hay nada como estar contigo. Nuestros momentos juntos son inolvidables. Ella me hace ver la vida de otra manera. Es muy madura, y es algo tan absurdo que su padre no sepa ver que ya no es una niña, ahora es una mujer. Debería estar orgulloso de la maravillosa hija que tiene. Quiero que me conozcan y vean cómo soy, ya que mis apariencias no muestran mi mundo interior. Pero es inevitable decir que se ha ido volando al paraíso Andrés. Y de veras que lo hago lo mejor que puedo, y yo sé que usted es su papá y que no pensamos igual. Pero, por favor, piense en la felicidad de su hija. Hagamos todos un esfuerzo por intentarlo, porque ambos la queremos. Y si lo conseguimos, cuéntale a tu mamá que ya se va a acostumbrar a verme más por aquí tocar la puerta al entrar. Porque lo sé. Algún día todo esto habrá pasado y lo veremos como una tontería. Pero mientras tanto, vivimos en nuestro paraíso. Porque... sí. Te quiero.