Yaratullah Monturiol menciona que la instrumentalización de la mujer musulmana está utilizándose en contra de las propias mujeres, que esa instrumentalización ha llevado incluso a bombardear países; mientras, como si sus palabras se hicieran realidad, una cámara toma primeros planos de una mujer con la cabeza cubierta y vestida, según dirían algunos, al estilo musulmán, sin que apenas nadie en la audiencia parezca percatarse.

La cámara pertenece a una cadena de televisión; la mujer filmada es una de los casi 250 participantes en las Jornadas sobre Diálogo Interreligioso y Convivencia para la Paz; Yaratullah Monturiol, cofundadora de la comunidad islámica Insha-Allah y vicepresidenta de la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso, es ponente en la mesa redonda Los grupos religiosos ante el diálogo interreligioso y está respondiendo a la difícil pregunta de dónde establecer los límites entre lo público y lo privado cuando se trata de las creencias religiosas.

Para ella, la religión pertenece al ámbito privado, que en el Islam es sagrado; se protege porque implica intimidad y libertad, "pero ojo con ese derecho a la privacidad porque puede terminar encerrándonos en un silencio censurador". Por otro lado, recuerda que la actividad pública distingue a un musulmán.

En términos similares contesta a la misma pregunta Mariano Blázquez Burgo, Secretario Ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España: "La religión nace del ámbito individual, pero tiene derecho a extenderse a la esfera pública", aunque reconoce que en España hay dificultades en el acceso al ámbito público y pone como ejemplo los funerales de Estado, que se celebran sólo según una religión. "La religión ha de mantener una prudente separación del Estado y evitar la lucha por el poder. No es bueno vehicular lo político con lo religioso". Mariano Blázquez Burgo considera que es necesario establecer una presencia pública de las diversas religiones, cuyos límites son los derechos fundamentales.

Según Tiscar Espigares, de la Comunidad de San Egidio, la religión nace en la esfera privada personal, pero también tiene una dimensión pública, por lo que "es necesario buscar el equilibrio: el límite de los Derechos Humanos y la legislación vigente y la libertad para expresar la religión que uno profesa".

Para ella, el título de las Jornadas, Diálogo Interreligioso y Convivencia para la Paz, subraya "el vínculo entre las religiones y su objetivo de construir la paz". No niega que en otras épocas las religiones han empujado a los conflictos, que pueden dejarse arrastrar por los odios humanos, llegando incluso a sacralizar la guerra, "pero eso es cosa humana", subraya, y recuerda el encuentro de 1986 en el que, a invitación de Juan Pablo II, diversos líderes religiosos se reunieron para rezar por la paz. "La oración es la raíz de la paz en todas las religiones".

En el mundo globalizado, las desigualdades son cada vez más visibles y aparecen fenómenos preocupantes que generan miedo y desorientación; de ahí la importancia que adquiere el diálogo. "El diálogo es el arte paciente de escucharse y entenderse, es de dónde surge el arte de la convivencia".

Para Mariano Blázquez Burgo también el diálogo es importante, pero no para hablar de la necesidad de hablar, sino para hablar de la interacción con la sociedad. "Me interesa más hablar sobre qué podemos hacer, por ejemplo, para erradicar la pobreza, para ayudar a otros desde cada una de nuestras posiciones".Mariano Blázquez Burgo considera que la libertad, el respeto, la igualdad, el pluralismo y el interés común son las claves de ese diálogo. "En España, (quienes profesamos otras religiones) somos libres, pero no tenemos la misma libertad. Queremos tener los mismos derechos y las mismas obligaciones que los demás; derechos que sean justos". Mariano Blázquez Burgo considera que hay que velar por los valores democráticos y de derechos humanos "con los que las religiones estamos llamadas a concordar".

Yaratullah Monturiol recuerda que el Islam no ha llegado con la inmigración, sino que antes ya estaba aquí. Cree en el diálogo interreligioso: "Es importante escuchar lo que el otro dice, aprender a ver el mundo desde la piel del otro", pero confiesa que es muy crítica porque quiere ir más allá. "Es posible limitarse al discurso políticamente correcto, pero lo superficial que no lleva a ninguna parte". Para ella, lo importante para prevenir conflictos no es tanto sentar a una mesa a personas de diferentes creencias como acercarse a los barrios, a las comunidades, a los líderes religiosos, a los pensadores y místicos, a las personas "que llegan al corazón de los demás y que son capaces de cambiar lo que les rodea".

Yaratullah Monturiol advierte de los graves malentendidos que genera el uso del lenguaje y la importancia de la terminología y por eso reivindica el derecho de las mujeres a acercarse a los textos coránicos originales: "A quienes no creen: dejadnos a las mujeres que estudiemos los textos, porque si no lo harán los señores a su manera".