Muac. ¡Toma beso! Empiezan las fiestas. Me customizo y voy. Ya no vale con atarse un cachirulo al cuello (o a la muñeca, en plan urban-pijo). Ahora, el maño lo lleva en el alma... Y en la camiseta, en los pendientes, en la pulsera, en la cabeza. La Virgen está de moda. Los diseñadores la han convertido en joya, en sonajero y hasta en peluche Pilarín. Y lo mismo pasa con el cachirulo. Con esta primera lupa de fiestas, aquí van unas ideas por si tienen cuerpo jotero y estampado el corazón.

El diseñador Enrique Lafuente ya es un clásico con su Baturro Bizarro de calavera (que ahora incluye el hastag Proud to be born in Aragón). Pero el cachirulo es también benéfico, por la fundación Ilumináfrica; tiene su versión baby en la tienda solidaria Suralia (con Una Oca Loca)... Hay baturras convertidas en broches y en muñecas Miniyo (de Lara Herreras). Balconeras, complementos... Y estos días, Viñuales presentaba incluso las gafas cachirulo. Quitan dioptrías pero no aclaran la vista si lo que tiene uno es mucho Interpeñas en el cuerpo.

A mi no me tienten, que me conozco. Pido el kit completo... Mientras no me calcen un peto. Ni lucen, ni disimulan manchas... Ni maridan con cuatro kilos de pintura, salvo que, en lugar de rímel, sea de brocha gorda (que, a veces, por capas, lo parece). A cambio les propongo reforzar bien estos días el espíritu de la tierra. Desayunar con mañocao. Merendar con Pilarcilla (leche, cacao, avellanas y azúcar) para no quedarse argellao. Comprarse EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y adornarse bien de pulseras y colgantes. Aprovechar toda la ristra de cabezudos que entregamos hoy para hacer patria en la nevera. Y Javier Coronas que recupere su mítica chaqueta cachirulera, que me lo llevo de fiestas...