Un año más y un nuevo récord. La Ofrenda de frutos, siempre a la sombra de la de flores durante las fiestas del Pilar, por lo que se volvió evidenciar que puede brillar con luz propia.

Varios minutos antes del comienzo del recorrido, la plaza de Santa Engracia y sus calles adyacentes estaban abarrotadas por las casi 6.000 personas pertenecientes a los 73 grupos que esperaban ansiosos la salida. Fueron nueve grupos más que en la pasada edición. Una tendencia que se viene repitiendo año tras año.

María José lleva más de 30 años saliendo en la Ofrenda y forma parte del Grupo Aragonés El Pilar. «Durante todo este tiempo todo ha evolucionado mucho. Antes participaba mucha menos gente que ahora», explicaba esta zaragozana los instantes previos al inicio de la marcha. «También han cambiado los trajes. Hace años cada Casa salía con un tipo de traje. Ahora se ve mucha más variedad».

Pese al constante crecimiento de oferentes, el público la percibe de manera distinta a la del día 12. «Está menos masificada y el tiempo de duración es bastante menor». Eso hace que sea más cómodo seguirla, relataba Pilar, que no se pierde ningún año la Ofrenda.

Sí es, en cambio, el primer año para Alonso. Tiene tan solo un mes de edad. También lo será para su padre, César, que empujó el carro durante todo el recorrido. «Lo prometí cuando nació y aquí estoy, cumpliendo la promesa», decía. Al lado, Cristina, su pareja, sonríe. Ella es la más veterana de la familia en este evento. Lleva más de 18 años participando en la Ofrenda de frutos. Este año, por primera vez, los tres saldrán juntos con el Centro Soriano.

Uno de los aspectos que más valoran los asistentes es el «multirregionalismo». Así lo subrayaban no pocas personas entre el público, pero también de entre los protagonistas del desfile. Es el caso de Santiago, Rosana y Jesús, pertenecientes a la Asociación de Coros y Danzas de Nuestra Señora del Prado, que participa dentro de la Casa de Castilla La Mancha. «Es nuestro primer año aquí y estamos desbordados. Nunca hemos visto un encuentro de folclore regional tan multitudinario», relataba sorprendido Santiago.

Ellos, desde Ciudad Real, ofrecieron a la virgen un pan moreno de Alcolea de Calatrava de 70 centímetros de diámetro, mojicones de Tomelloso -una magdalenas de tamaño considerable- y vinos de Valdepeñas, entre otros productos. En total, según las estimaciones del ayuntamiento, se podrían superar las diez toneladas de alimentos, que posteriormente serán repartidas entre distintas organizaciones benéficas.

Polémica

Al finalizar la Ofrenda, algunos integrantes de la Casa de Cataluña fueron abucheados por portar lazos amarillos en la pechera de sus trajes regionales, lo que no fue del agrado de muchos de los asistentes.

Al inicio del recorrido ya se había vivido otro momento de tensión. Decenas de asistentes hicieron caso omiso a la valla colocada en la acera del paseo Independencia en sentido de subida y formó una fila sobre las vías del tranvía, dificultando la visión del resto de asistentes, que estallaron en gritos de «fuera, fuera». Pocos minutos después, la Policía Local comenzó a desalojarlos sin que se produjeran incidentes.