La polémica entre el Partido Demócrata de Estados Unidos y el presidente del país, Donald Trump, está de nuevo servida. Mientras que los demócratas debaten si iniciar un juicio político o no al mandatario tras la publicación de una versión censurada del informe de la investigación sobre la trama rusa, Trump les lanza tuits furiosos. "No cometí ningún delito (sin colusión, sin obstrucciones), así que no podéis despedirme", ha escrito el presidente en su red social predilecta.

La publicación de este documento suscita dudas entre las filas demócratas sobre una posible obstrucción a la justicia por parte de Trump, según han expresado algunos dirigentes del Partido Demócrata como los jefes de dos comités de la Cámara Baja del Congreso, Adam Schiff en el de Inteligencia y Jerrold Nadler en el Judicial. En declaraciones televisivas a 'ABC News', Schiff no ha descartado un posible proceso de destitución contra Trump aunque se ha mostrado pesimista de que pueda prosperar.

Desde su partido, los republicanos "están dispuestos a llevarle el agua al presidente independientemente de que su conducta pueda ser corrupta, inmoral y deshonesta", ha opinado Schiff. El mandatario demócrata ha reconocido que dentro de su formación se van a llevar a cabo debates para decidir qué proceso político seguirán que sea "lo mejor para el país". La "muy significativa" decisión está entre un proceso de destitución formal, por un lado, o un conjunto de "audiencias de supervisión por varios comités" del Congreso.

Aunque la versión publicada por el Departamento de Justicia del 'informe Mueller' arroja dudas sobre una posible obstrucción a la justicia, Nadler ha afirmado que si esta se demuestra, podría ser motivo de un proceso de destitución del presidente. "La obstrucción a la justicia sería enjuiciable políticamente. Vamos a ver a dónde nos llevan los hechos", ha añadido el líder del comité judicial de la Cámara Baja.

Trump inocente?

"Solo los delitos graves o las infracciones pueden dar lugar a un juicio político", ha publicado Donald Trump en su cuenta de Twitter. Después de 22 meses de investigación, el fiscal especial Robert Mueller concluyó que, en el contexto de una posible interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016, no había acuerdo entre el equipo republicano y Moscú.

Pese a estas primeras conclusiones, la sospecha de una posible obstrucción a la justicia planea sobre la cabeza del mandatario ya que el fiscal Mueller demostró que Trump había tratado de entorpecer su investigación, incluso con el deseo de despedirlo. Aprovechando este asunto, los demócratas han afirmado que con su extenso informe de más de 440 páginas y que se basa en el testimonio de unas 500 personas, el discreto fiscal especial les ha dejado una hoja de ruta para que la batalla siga en el Congreso.

Poco ha tardado la carismática líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a usarlo a su favor argumentando que el 'informe Mueller' afirma que "el Congreso tiene el poder de prohibir el empleo corrupto de un presidente de su autoridad con el objetivo de proteger el ejercicio de la justicia". "El Congreso no se mantendrá en silencio", ha afirmado en una carta a sus filas.

Guerra total

No son muchas las voces que se levantan a favor de poner todas sus apuestas en un proceso de destitución política del presidente que tiene muchos números de fracasar, pero las que suenan son significativas. La senadora Elizabeth Warren, candidata a la Casa Blanca, se ha mostrado partidaria de un impeachment junto con varios miembros del ala más izquierdista del partido.

El resto de candidatos presidenciales demócratas evitan el tema y se muestran cautelosos a la espera de escuchar a Robert Mueller, que ha sido llamado a declarar en la Cámara Baja en mayo aunque aún no ha respondido. Los líderes de la oposición saben que, pese a haber recuperado la mayoría en el Congreso en enero, el Senado de Estados Unidos está dominado por los republicanos y sigue siendo ferozmente leal a Trump, incluso después del informe.

Al disponer de la mayoría en la Cámara de Representantes, los demócratas podrían comenzar el proceso de destitución allí, donde su aprobación solo requiere de mayoría simple, pero fracasaría con toda probabilidad en el Senado, controlado por los republicanos. En la Cámara Alta, al menos 20 de los 53 senadores republicanos deberían votar en contra de Trump para alcanzar los dos tercios que permitan que el procedimiento de destitución triunfe, lo que abriría el paso a la Presidencia al ahora vicepresidente, Mike Pence.

Pese a las dificultades, los demócratas siguen convencidos que deben pasar a la acción de una forma a otra. "Diría que en todos los sentidos esto es más significativo que el 'Watergate'", ha expresado Schiff.