«Polvo, viento, niebla y sol. Donde hay agua, una huerta. Al Norte los Pirineos. Esa tierra es Aragón...» Así comienza una de las inolvidables canciones del eterno José Antonio Labordeta. En ella definía Aragón con meridiano acierto, y en ella hay que mirarse para buscar los grandes activos que tiene esta comunidad. La estrategia de desarrollo del territorio pasa, en definitiva, por saber pulir su materia prima, por el aprovechamiento de sus recursos y sus ventajas competitivas y, por supuesto, por saber venderlos.

Aragón y sus instituciones, los partidos políticos y los agentes sociales trabajan, al fin, en esta dirección desde hace ya algunos años. Aunque los ritmos y la forma de vender las virtudes de la comunidad puedan sufrir algún contratiempo, lo importante es fijar un rumbo firme y claro, y trazar una hoja de ruta a medio y largo plazo.

La llegada de Inditex fue, sin duda, una de las piedras de toque que sentó las bases de una parte de esta estrategia: la especialización en logística. El gigante mundial del textil aterrizó en la plataforma logística de Zaragoza en el 2003 con un centro (Plataforma Europa) de 120.000 metros cuadrados. Hoy, distribuye desde la capital aragonesa el 100% de la ropa de mujer de Zaragoza a casi 2.000 tiendas y más de 90 países en todo el mundo. Su plantilla no deja de crecer y las expectativas son más que halagüeñas.

Pues bien, ese primer paso fue decisivo, porque llevó a decenas de grandes empresas a fijarse en la capital aragonesa como nudo logístico. Hoy el aeropuerto de Zaragoza se codea con el de Barcelona por ser el segundo en volumen de carga a nivel nacional. Esto ha llevado a Aena a anunciar inversiones por más de 26 millones de euros en las instalaciones aeroportuarias, ya que el efecto de Inditex se ha trasladado a firmas como Mercadona, Caladero, Decathlon y Sprinet, entre otras, lo que ha hecho de Zaragoza un referente logístico de primer orden. Y, por ende, han cimentado una de las grandes imágenes de marca de Aragón.

TERUEL Y SU AEROPUERTO

Otro de los ejemplos del acierto en la estrategia de desarrollo del territorio y en el aprovechamiento de las ventajas competitivas de la comunidad es el aeropuerto de Teruel. Nadie hubiera apostado por él, pero hoy, lejos de convertirse en uno de los muchos fiascos de la apuesta aeronáutica de otros territorios como Castellón, se erige como un modelo a estudiar. Se trata del centro de estacionamiento, mantenimiento y reciclaje de aviones más grande de Europa. Tarmac, filial de Airbus, eligió hace cinco años Teruel por sus condiciones y hoy las instalaciones dan empleo a casi 400 personas. Además, sus ingresos duplican sus inversiones y sus casi 350 hectáreas y su cielo limpio le convierten en un enclave idóneo para la investigación y el desarrollo de naves espaciales. Habrá que estar muy atentos a su meteórica progresión.

LA FUERZA DEL VIENTO

Labordeta no se olvidaba del viento. Ni del sol. Otras de las señas de identidad de Aragón para definir a una tierra olvidada históricamente. Estos recursos naturales se han convertido en fuente de riqueza para la comunidad. El tsunami de proyectos de energías renovables ya comienza a sentirse en el territorio y se acelerará a medida que avance el año. Más de 175 iniciativas de eólica y fotovoltaica dejarán alrededor de 5.000 millones en inversiones y miles de empleos en las construcción de estas plantas, aunque luego la cifra se reducirá drásticamente. Con todo, estos proyectos llevarán millones de euros a las arcas de ayuntamientos que ya agonizaban.

El agua, la tierra y una vasto territorio también están detrás del éxito de otro sector vital: la agroalimentación. La estrategia, en este caso, pasa por tener un producto atractivo, suficiente y competitivo para abastecer mercados en Europa, sin dejar de tocar puertas del mercado asiático. La apuesta por el regadío, la internacionalización y la calidad en la producción, no obstante, todavía chocan con un modelo poco claro en materia de comercialización. Que las empresas ganen tamaño será vital para un sector que se ha convertido en uno de los ejes de la economía aragonesa. De momento, los pasos en esa dirección son todavía tímidos.

«Al norte, los Pirineos y al sur la sierra callada», decía Labordeta. El turismo es, sin duda, otro de los puntales del desarrollo de Aragón. Un turismo sostenible y de calidad. En el 2017 (últimos datos disponibles de un año natural), fue la comunidad interior que más creció, hasta alcanzar los 3,6 millones de visitantes, aunque este año se espera que la cifra sea algo inferior. Apuntalar una buena estrategia en este sector, acompañada de inversiones en infraestructuras es una de las asignaturas pendientes de Aragón. No es fácil, pero el escaparate que ofrece el territorio es uno de los más atractivos. Solo falta acertar con la estrategia.