Ignacio Camacho (Zaragoza, 4-5-90) salió de la cantera zaragocista en el 2005, tras pasar por alevines, infantiles y un año de cadetes. Lo hizo rumbo al Atlético, donde debutó como profesional para después tomar destino al Málaga y, en el 2017, ser fichado por el Wolfsburgo por 15 millones de euros. Una lesión en el tobillo le tiene de baja desde septiembre del 2018, aunque ahora ya está empezando a entrenar con el equipo alemán tras un calvario al que aún le restan pasos.

—¿Cómo se ha vivido el retorno del fútbol en Alemania? Esa Liga ha abierto un camino.

—Después de todo lo que ha creado y sigue creando la pandemia del covid-19 ese regreso es una alegría para el fútbol, los aficionados y sus trabajadores. Es un paso adelante, un reflejo en el que se pueden mirar las otras Ligas, siguiendo ese estricto control. Aquí no he percibido muchas críticas al regreso del fútbol, pero es verdad que hubo parones en algún equipo por la cuarentena que debían pasar, que es diferente en unos sitios que en otros. En general y con esa protección al jugador creo que esa vuelta está siendo muy positiva.

—¿Ha percibido en su caso o en otros compañeros el miedo al contagio?

—No por lo menos en mi caso. A mí no me ha tocado gente muy cercana que se haya contagiado, aunque sí algún conocido, y la información que te llega de esta enfermedad es tan diversa y a veces tan cambiante que miedo no he tenido. Es que creo que el Wolfsburgo es el primer interesado y también el resto de clubs de ver si hay o no peligro existente. Y entonces no lo permitirían. Yo tenía más ganas de volver que de seguir en casa, eso desde luego.

—Este deporte sin aficionados se queda muy descafeinado, ¿no?

—Es una época nueva, esperemos que dentro de poco tiempo la superemos y hasta nos riamos de esta anécdota de tener que jugar sin público. El fútbol y la afición van de la mano y sin la gente no sé si se puede llamar fútbol a esto, porque la grada es una motivación extra, la chispa, y al saltar al campo sin ellos notas un vacío muy grande.

—¿Qué le comentaron sus compañeros en el Wolfsburgo del primer partido?

—Que se sintieron extraños, meterte en un avión, llevar la mascarilla hasta el hotel, allí también, al llegar al campo, cambiarse en dos vestuarios, no celebrar los goles entre ellos… Todo impresiona, claro. Los partidos parecen un entrenamiento, te tienes que automotivar tú mismo para salir a buscar los tres puntos. Pero es que tienes que adaptarte a lo que hay y salir a ganar. Es la nueva época, nos vamos a tener que acostumbrar. Al final, aunque puedas pensar por qué haces unas cosas y otras no, hay que seguir las reglas a rajatabla y ser responsable. Gracias a Dios podemos seguir jugando al fútbol y eso es lo importante.

—El fútbol de antes del coronavirus tardará en volver. —Yo lo que espero realmente es que pase toda esta pandemia en el mundo y lo que suceda en el fútbol será una consecuencia de lo primero. Ahora me preocupa más que la gente tenga limitaciones, los problemas que van a venir derivados de todo esto, yo, que tengo hijos, también me inquieta que no puedan hacer su rutina de colegios y jugar con el resto los niños... Esta situación nos está afectando a todos en diferentes medidas, no hay nadie que se libre. Y el fútbol y los futbolistas somos parte de esa sociedad, aunque es verdad que este deporte tiene un elemento muy masivo en el seguimiento.

—¿Cómo se encuentra de la lesión de tobillo?

—Ahora mismo ya estoy empezando a entrenar con el equipo y todo es parte de un proceso. Esperemos que no se vuelva a repetir, ha sido todo muy largo, he estado también en Zaragoza en los meses anteriores al estado de alarma, con el fisio Héctor Lasanta haciendo recuperación. Ahora tengo buenas sensaciones y con eso me quedo.

—En un lesión tan larga siempre surgen dudas de si se podrá volver al máximo nivel.

—De lo que no dudo es de que lo voy a intentar al máximo para volver con toda la fuerza. La gente que nos conoce a los Camacho sabe que somos una familia cabezona y, el reto que nos ponemos, lo intentamos hasta el final.

—¿Cómo ha visto en esta temporada al Zaragoza?

—Al estar esos meses en la ciudad lo pude seguir más, palpé ese ambiente que había, el estadio lleno y la gran ilusión por volver a Primera. Ojalá lo consume ahora en las jornadas que restan, porque la ciudad y la gente lo merecen, ya que son magníficas. Para mí supondría también una alegría ese regreso.

—El equipo estaba lanzado antes del parón, en ascenso directo como segundo, y ahora, cuando vuelva el fútbol, habrá que ver si mantiene ese nivel.

—A priori es verdad que le ha podido perjudicar el parón, pero la buena dinámica y los datos antes de que llegara siguen ahí. Lo que tienen que hacer es trabajar y continuar en la línea de antes, porque era la correcta. El Zaragoza está muy bien situado, el equipo es el mismo que antes y, aunque físicamente no vuelvan al mismo nivel, tampoco los demás rivales lo estarán.

—Son siete años ya en Segunda. Demasiados para una entidad como esta, ¿no?

—Sin duda. Estoy fuera desde hace mucho tiempo y, cuando le digo a la gente que soy de allí, todos lo conocen, recuerdan ese pasado y saben perfectamente qué equipo es. Esa historia está ahí e implica muchos años entre los mejores de España, que es donde puede y debe estar el club.

—¿Y qué significa para usted el Zaragoza?

—Es el equipo de mi infancia, donde estuve hasta los 15 años. Después lo seguí también cuando estuvo mi hermano Juanjo, aunque, al irse al Huesca, pues la familia hemos sido un poco más de ese equipo, ya que estuvo muchos años allí. Zaragoza es donde he nacido y donde empecé.

—Algún ídolo tendría...

—No crea. Siempre jugaba con mis hermanos (Juanjo y Borja) y ellos son un poco los que me han enseñado, los que me mostraron cómo tirar hacia delante y con los que me peleaba y aprendía el fútbol. Ídolo en el Zaragoza no tenía, aunque sí que le guardo mucho cariño a una camiseta de Belsué que tengo aún por casa.

—¿Ha pensado en cómo habría sido su carrera de haber seguido en el Zaragoza?

—No me lo he planteado, la verdad. Sería ventajista decir que hice bien en irme, pero es que la verdad es que fue la mejor decisión, al marcharme a un club donde me cuidaron muy bien como el Atlético, que me dio la oportunidad de llegar al fútbol profesional y de hacerme un buen hueco ahí. No sé qué habría pasado al quedarme. Ander Herrera, que era de mi quinta, también salió y le ha ido muy bien.

—Ander sí llegó al primer equipo, estuvo tres temporadas.

—Sí, yo me fui antes. Cada uno siguió su camino, En aquella quinta estaban también Pablo Alcolea, Pedro Lozano, Álex Sánchez, Javi Borque...

—¿En su cabeza ha estado en estos años la opción de volver?

—No he tenido nunca la oportunidad de hacerlo para jugar en el Zaragoza. Hasta el día de hoy a mí nadie de allí me ha llamado para que fuera a jugar. No sé si esa puerta mental está cerrada o abierta en mí, ahora estoy centrado en recuperarme. Si es por gustar, pues me haría ilusión ese regreso porque toda mi familia es de allí. Por ellos me gustaría, pero es que ahora mismo lo veo muy complicado.

—Antes hablaba de su carrera y no le ha ido nada mal. Campeón de Europa sub-17 y sub-21, una Europa League con el Atlético, casi 200 partidos en el Málaga, ahora en la Bundesliga... ¿Está satisfecho?

—Lo que he vivido es para estarlo. Con lo difícil que es llegar al alto nivel y mantenerse, todo lo logrado me hace sentirme muy bien, por los equipos en que he jugado. Lo que viene a partir de ahora ya se verá. Lo importante es volver a jugar, estar recuperado y sentirme al 100% de nuevo futbolista. A partir de ahí ya veremos cuántos años me quedan de fútbol, de momento contrato en el Wolfsburgo tengo uno más.